No hace falta esperar a que llegue la celebración del Día del libro para disfrutar de una novela, un cómic, un ensayo o de una revista, o cualquiera que sea la lectura favorita el usuario, pero en esta fecha se puede recordar que lo tradicional no está reñido con lo digital y que esto último en ocasiones busca imitar la lectura en papel de toda la vida.
Ya sea por trabajo, por estudios o por placer, la lectura es un hábito asentado en España, donde el 67,9 por ciento de la población lee libros, y un 64,4 por ciento lo hace en su tiempo libre, según los datos del ‘Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2021’. Y en este marco, conviven los libros en papel y los digitales.
Nadie va a discutir que tener entre las manos un libro despierta un sinfín de emociones ya antes de empezar a leerlo. El peso, el tacto del papel, las cubiertas, el sonido de las páginas al pasarlas e incluso el olor, no se reproducen con fidelidad en un formato digital. Pero no se trata de descubrir cuál es mejor, sino de ver qué ofrece cada uno.
La lectura en soporte digital ha experimentado un ligero descenso por primera vez desde 2011. El porcentaje de libros leídos en cualquier formato digital se situó en 2021 en el 29, 4 por ciento, tras alcanzar un año antes el 30,3 por ciento. Diez años atrás se encontraba en el 68 por ciento. Los ‘eReaders’ (12,3%) encabezan la elección en este soporte, al que siguen de cerca la tableta (10,7%) y el ordenador (9,5%), siendo la última opción el teléfono móvil (7,3%).
Aunque según el Barómetro los teléfonos móviles no sean la primera opción para leer libros, estos dispositivos suele incorporar un modo ‘lectura’ que evita la fatiga visual ajustando el brillo y la temperatura de color. Los ordenadores y las tabletas además ofrecen tamaños de pantalla más grandes y cómodos para esta afición.
Pero hay dispositivos específicos diseñados para la lectura, que son los ‘eReaders’ o lectores digitales, que de alguna forma buscan reproductor la experiencia de leer un libro en papel. Y se acercan a ello con la pantalla, de tinta electrónica, que carece de retroiluminación y necesita una fuente de luz externa.
Los modelos más recientes incluyen luz para leer incluso por la noche que, al contrario de lo que ocurre en un móvil o una tableta, en los que la luz se proyecta hacia los ojos, en los ‘eReaders’ se proyecta desde una fuente externa hacia la pantalla, evitando daños en la vista.
Y al igual que en los móviles, modelos recientes de ‘eReaders’, como Dickens Light Pro de SPC o Kindle Oasis de Amazon, incorporan una función adicional para regular el brillo y la temperatura de la luz, para ajustarlos según la necesidad en función de la iluminación ambiental.
Estos, y en general, cualquier lector digital, permiten modificar el tamaño de la letra, o incluso cambiar la tipografía. Y establecer una lectura en modo apaisado en el dispositivo, si se prefiere aprovechar más espacio a lo ancho que a lo largo.
La portabilidad y la capacidad de almacenamiento, ya que además de tener un peso ligero pueden almacenar multitud de libros, son dos de las características que más definen a un ‘eReader’ frente a un libro físico, aunque este último tiene la ventaja de que no necesita recargar la batería para seguir ofreciendo horas de lectura.
Los hay incluso que incorporan un lápiz óptico, como Elipsa de Kobo by Fnac, lo que permite escribir directamente en los archivos ‘pdf’ o los ‘ebooks’, una función idónea para guardar la firma de nuestro escritor favorito en formato digital, en una de las muchas quedadas con escritores que se programan cada año por el Día del Libro y Sant Jordi.