Una reforma lucrativa «para todos», pero sin urgencia para adoptarla: la FIFA cifró este lunes por primera vez los ingresos esperados por un Mundial bienal, pero sin fijar una fecha para adoptar este controvertido proyecto.
«No se trata de determinar una fecha, sino de tomar las decisiones adecuadas para el fútbol (…), por lo que nos tomaremos el tiempo que haga falta», declaró a la prensa el presidente de la FIFA Gianni Infantino, rechazando una votación en el próximo congreso del 31 de marzo de 2022.
La FIFA prometió a cada una de sus 211 federaciones miembro 19 millones de dólares (16,8 millones de euros) suplementarios por ciclo de cuatro años en caso de que se acuerde la disputa de un Mundial cada dos años.
Esta «financiación de solidaridad», idéntica tanto para las federaciones pequeñas como Andorra o Islas Vírgenes como para potencias como Brasil o Alemania, multiplicaría por cuatro los ingresos de cada país, pasando de los actuales 6 millones de dólares por ciclo de cuatro años a 25 millones, lo que reforzaría considerablemente el papel redistributivo y el peso político de la FIFA.
4.400 MUSD de ingresos extra
Para ello, la instancia se apoya en un estudio del gabinete Nielsen, según el cual en caso de que el Mundial se dispute cada dos años, en lugar de cada cuatro años como sucede desde 1930 para los hombres y desde 1991 para las mujeres, los ingresos extra del torneo ascenderían a 4.400 millones de dólares (3.900 millones de euros) en cuatro años.
Venta de entradas, derechos de televisión y patrocinio aumentarían los ingresos desde los 7.000 millones de dólares -una proyección ligada al paso del Mundial masculino de 32 a 48 equipos a partir de 2026- a 11.400 millones de dólares, según dicho estudio.
La FIFA, no obstante, no desveló la metodología de este estudio, cuando cada vez más economistas especializados en deporte estiman que la capacidad de los difusores televisivos ha llegado al límite y tampoco se calcula las repercusiones que un Mundial bienal tendría sobre el resto de competiciones actuales y los campeonatos nacionales.
La instancia solo se ha comprometido a encontrar «una solución que beneficie a todos, sin penalizar a nadie» por un proyecto que por ahora no ha encontrado apoyo unánime, sino todo lo contrario, ya que amenaza con provocar una fractura entre el fútbol de clubes y el de selecciones, entre las grandes potencias y los pequeños países.
¿Qué impacto tendría para la salud de los jugadores, para la economía de las competiciones domésticas, para los clubes obligados a liberar a sus internacionales, para los aficionados que ahorrar para acompañar a sus selecciones, e incluso para la audiencia de otros deportes y de los Juegos Olímpicos de verano?
Todas estas cuestiones se han debatido con fuerza en los últimos meses, pero hasta ahora la FIFA solo insiste en la mayor posibilidad «de brillar» para los futbolistas en una cita mundialista cada dos años y en una reducción del número de parones internacionales que afecta cada año de manera especial a los clubes más poderosos.
Al frente del rechazo a esta propuesta está la UEFA, quien argumenta su posición con otro estudio que asegura que el Mundial bienal reduciría los ingresos de las federaciones europeos entre 2.500 y 3.000 millones de euros (entre 2.800 y 3.390 millones de dólares) por cada periodo de cuatro años.
Alianza transatlántica
El Foro mundial de las ligas, que representa a una cuarentena de campeonatos profesionales, estimó por su parte que las competiciones domésticas podrían perder hasta 8.500 millones de dólares (7.500 millones de dólares) en ingresos por temporada.
La FIFA no avanzó ninguna cifra relativa a los campeonatos nacionales -que representan la base de la economía del fútbol-, limitándose a asegurar que «las trayectorias históricas no muestran ninguna correlación negativa entre los ingresos generados por las fases finales para selecciones y las ligas».
Si la FIFA temporiza por ahora es porque obtener el aval de una mayoría de federaciones no le protege de una eventual respuesta de las principales confederaciones o de los grandes clubes, que podrían hacer tambalear todo el edificio del fútbol.
El viernes, la UEFA confirmó a la AFP que «trabaja» en un proyecto de «Liga de Naciones común» con las selecciones sudamericanas, lo que reagruparía a las mejores selecciones de las dos principales confederaciones, haciendo competencia directa al torneo mundialista.
Por otro lado, la potente Asociación Europea de Clubes (ECA) exigió en septiembre «una aprobación conjunta del calendario internacional» con la FIFA, reivindicando un derecho de veto.
Los 247 clubes representados por la ECA tienen un medio de presión: son los que emplean a una gran mayoría de los internacionales que juegan en las fases finales de los Mundiales y podrían negarse a ceder a sus jugadores para el proyecto de la FIFA.