La socialdemócrata Magdalena Andersson, de 54 años, fue durante unas horas este miércoles la primera mujer en gobernar Suecia, antes de que se viera obligada a dimitir al desintegrarse su coalición de gobierno.
«Existe una práctica constitucional que dice que un gobierno de coalición dimite cuando un partido se va. No quiero dirigir un gobierno cuya legitimidad está cuestionada», dijo, después de que sus aliados ecologistas abandonaran el gobierno.
Heredera del primer ministro saliente Stefan Löfven, del que fue ministra de Finanzas durante siete años, esta economista diplomada en la principal escuela de comercio de Suecia, estuvo menos de un día en el cargo.
Andersson se describe a sí misma como una «mujer simpática y trabajadora» a la que le encanta tomar decisiones. Pero políticamente se ha forjado una reputación de mujer firme, segura de ella misma y con un tono directo que contrasta con la moderación habitual de Suecia, destacan los expertos interrogados por AFP.
«Hay gente que incluso dice tenerle miedo, lo que es bastante curioso viniendo de profesores de economía o politólogos de élite», señala Anders Lindberg, jefe del servicio político del diario Aftonbladet, próximo a los socialdemócratas.
Del club de los frugales
¿Su eslogan? «Suecia puede hacerlo mejor».
En Bruselas, Andersson defendió la contención presupuestaria, alineándose el año pasado con Austria, Holanda y Dinamarca en el club de los «frugales», opuestos al macroplan de reactivación económica europeo.
También asumió el año pasado la presidencia de un comité consultivo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Tiene una forma de argumentar que recuerda un poco a Angela Merkel. Lo que ella quiere decir no siempre está totalmente claro, pero suele terminar por conseguirlo porque nadie más sabe responder, mientras que ella domina todos los detalles», indica Lindberg.
Haber esperado hasta 2021 para tener una mujer al frente del gobierno es casi una anomalía histórica en un país muy avanzado en igualdad de género como Suecia.
Elegida tras varios días de delicadas negociaciones, Andersson fue finalmente víctima de un doloroso juego de dominó político.
El martes en la noche, Andersson había conseguido a última hora los apoyos necesarios para llegar al poder, gracias a un acuerdo con el Partido de Izquierda. Pero otro partido clave, el Partido de Centro, rechazó las concesiones hechas a la izquierda y retiró su apoyo al presupuesto.
Así, el mismo Parlamento que la eligió por la mañana rechazó su presupuesto por la tarde y aprobó el de la oposición de derecha, elaborado por primera vez con el apoyo del partido de extrema derecha, Demócratas de Suecia.
Aunque Andersson dijo que podía aceptarlo, su aliado ecologista dijo que era inaceptable gobernar con un presupuesto de extrema derecha y se retiró.
«Una buena soldado»
En la noche del miércoles, Andersson dijo que esperaba ser reelegida en una votación posterior, esta vez con un gobierno 100% socialdemócrata, pero su partido, muy desgastado, está cerca de un mínimo histórico en los sondeos. Además, la extrema derecha, que lleva en ascenso desde hace una década, dice estar lista para gobernar.
Aunque cercana a su predecesor, Andersson arrastra un recorrido muy distinto.
«Le gusta presentarse como una buena soldado (…) pero viene de la élite intelectual», dice Jonas Hinnfors, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Goteborg.
Nacida en Uppsala, capital académica de Suecia, esta hija única de un universitario y una profesora destacó primeramente en la piscina, donde su determinación la llevó a proclamarse campeona nacional júnior de natación.
En paralelo a sus brillantes estudios en la «Handels» de Estocolmo (la mejor escuela de negocios sueca) completados con una estancia en Harvard, Andersson se introduce en la militancia socialdemócrata desde los 16 años.
En 1996 se convirtió en colaboradora del primer ministro Göran Persson y alternó las funciones dentro del partido con el cargo de alta funcionaria del ejecutivo.
«Es alguien (…) que viene de dentro del sistema», dice Anders Lindberg.
Pese a su estilo de mujer algo aburguesada, esta mujer casada con un profesor de «Handels» y madre de dos niños esconde reserva sorpresas. Por ejemplo, su canción preferida es «B.Y.O.B.» del grupo de heavy metal System of a Down.