Una treintena de jefes de Estado y de gobierno quisieron participar en este señalado aniversario.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, elogió en un video el trabajo de esta organización, «en el centro de la red» de la ONU, que «aporta beneficios tangibles a las personas del mundo entero».
El papa Francisco, también de forma virtual, calificó la Unesco de «interlocutor privilegiado de la Santa Sede al servicio de la paz y de la solidaridad de los pueblos, para el desarrollo de los seres humanos y la protección del patrimonio cultural de la humanidad».
En su alocución, el presidente de Gana, Nana Akufo-Addo, destacó los «beneficios evidentes» de la «cooperación cordial» de su país con la Unesco, en los ámbitos de la educación y la libertad de prensa.
Firmada en 1972, la Convención sobre el patrimonio mundial, la más conocida de la Unesco, protege más de mil lugares culturales o naturales, presentes en 167 países.
«Tras 75 años de existencia, el balance de la Unesco es notable», especialmente a nivel del patrimonio, señala Chloé Maurel, investigadora asociada a la Universidad de la Sorbona, especialista de esta institución y de la ONU.
Y más aún si se considera que la Unesco ha sido como «un altavoz para los países del sur que les ha permitido afirmarse», prosigue esta historiadora, en un mensaje enviado a la AFP.
Sin embargo, la institución es a menudo criticada por su falta de dinamismo y el poco peso de sus acciones concretas.
Según Maurel, «la necesidad de respetar ‘lo políticamente correcto’ y de no ofender a ningún Estado miembro limita» sus acciones.
AFP