Tildados de deforestadores y de destruir la fauna y flora; señalados por demostrar poco valor a nuestro medio ambiente.
Por muchos años, esa fue la fama que se creo alrededor de algunos hombres, principalmente agricultores y ganaderos de la provincia de Los Santos, y que después se generalizó.
Aunque esta cultura de deforestar, principalmente para producir la tierra se da en toda la República, eran la gente de la región central del país quienes se convertían en protagonistas en cuanto a practicar métodos antiambientales para producir la tierra.
Era paradójico que quienes utilizaban los recursos naturales para producir alimentos, no guardarán las medidas necesarias para proteger la tierra, la que les da de comer.
Hace 10 años esto todavía estaba pasando en esta región, pero al parecer ahora, algo está cambiando.
La cultura verde, se está apoderando poco a poco de los pensamientos y de la conciencia de hombres y mujeres que producen la tierra.
Hoy, tratan en la manera de lo posible, de cambiar paulatinamente su actitud y mecanismos para producir alimentos, siendo amigables con el medio ambiente.
Antes, nadie reforestaba, de hecho cuando algunas organizaciones enfocadas en la preservación del medio ambiente y el gobierno encaminaban esfuerzos para la preservación de nuestros ecosistemas, muchas fueron las puertas que literalmente le cerraron en sus caras.
Tiempos de cambio
Es otra la mentalidad la que existe actualmente. Y aunque se sigue luchando con quienes no les importa preservar un mundo verde, ya hay una fuerza de cambio que se comienza a vislumbrar.
Ahora, los campesinos de la región central del país y principalmente los campesinos santeños se están pintando de verde.
Cada día comprenden más, la importancia de resguardar la fauna y flora, para la vida futura. Algunos de ellos han entendido que sí se puede producir bien y resguardar nuestro planeta.
El profesor Manuel Cedeño, docente universitario y productor indicó que en los últimos años en donde más se ha tenido conciencia en el uso de plaguicidas y herbicidas que antes se utilizaban de manera descontrolada.
«Ahora hay una nueva generación de productores que verifican y se asesoran muy bien con expertos del MIDA o de manera privada, para elegir un producto que sea efectivo y amigable con el ambiente», resaltó.
Recordó que antes los productores lavaban las bombas donde utilizaban el producto químico en los ríos y quebradas, hecho que provocaba muerte de peces y contaminación.
«Hoy en día ustes ve eso muy poco, hay más conciencia», dijo.
Eco Azuero
Sandra Zambrano de la Fundación Pro Eco Azuero, tiene historias de cambio, que dan luz de esperanza a tiempos mejores para el mundo verde en Herrera y Los Santos, pero resalta que la lucha es fuerte y de todos los días.
«No fue fácil y hoy no es fácil pero debemos seguir en la lucha para transformar la mente de las personas y proteger el medio ambiente», manifestó Zambrano.
«Cuando llegamos en el año 2010, fue difícil; nos tiraban la puerta en la cara. La gente y principalmente los productores no creían ni les interesaba la reforestación. Hoy, 11 años después hay 400 productores reforestando o interesados en reforestar», indicó con orgullo.
Manifestó que los niños que una vez, cuando se iniciaba el proyecto, estaban en las escuelas que visitaban, hoy ya universitarios, les recuerdan de aquella primera visita.
Estos jóvenes están generando un proceso de cambio en sus familias.
«Son los niños y jóvenes los llamados a transformar esto. Estamos trabajando para contribuir a que se queden aquí y luchen por hacerla próspera y verde», dijo.
Para la activista uno de los problemas que aún perciste y que preocupa, es que la nueva generación de profesionales del sector agropecuario está siendo educada bajo un modelo arcaico y que lacera el medio ambiente.
«Hemos trabajado con estudiantes de colegios en Las Minas de Herrera y en Tonosí, dos áreas altamente productivas de la región y los jóvenes reciben una educación con prácticas desfasadas, que no son amigables con el ambiente», expone.
El proyecto
Zambrano explicó que Pro Eco Azuero se originó como una iniciativa por un grupo de científicos y dueños de tierras locales para compartir la alegría de conservar la vida silvestre local a través de restaurar su hogar, el bosque seco tropical, con sus vecinos.
«Desde 2010, nos hemos dedicado a la reforestación, restauración de hábitat, manejo sostenible de tierras y educación ambiental con la misión de: conservar el ecosistema, proteger la biodiversidad y promover comunidades sanas ayudando a la gente a tomar decisiones informadas, a tomar acciones sostenibles y a compartir sus conocimientos», dijo.
La Fundación Pro Eco Azuero (PEA) es un “laboratorio viviente” que se encuentra en la península de Azuero de Panamá. Cuya atención se centra en la reforestación, la restauración de hábitat, el uso sostenible de la tierra y la educación ambiental.
El grupo combina la extensión a la comunidad con la ciencia y el trabajo de campo para crear modelos que sean escalables y replicables en todo el mundo.
La reforestación de la Cuenca del Canajagua
Por otro lado, el Ministerio de Ambiente en Los Santos trabaja entre otros proyectos, la reforestación de la Cuenca del Canajagua, esto entre los ríos Tonosí y La Villa.
Ovidio Joel Díaz, encargado del proyecto señaló que se trabaja en la recuperación de 1,485 hectáreas de áreas degradadas en fincas ganaderas ubicadas en áreas críticas del corredor biológico del Cerro Canajagua.
Díaz dijo que participan actualmente más de 67 productores. «Estamos trabajando en la implementación de sistemas silvopastoriles y producción de plantones forestales y frutales, para asegurar factibilidad de sistemas silvopastoriles».
Cambio de mentalidad
Con este proyecto se busca un cambio en el pensar y en el proceso de los productores.
Este trabajo exalta que el sistema silvopastoril permite conservar mejor el suelo, obtener mayor producción de las pasturas y suministrar un mayor confort (sombra) para el ganado bovino, asociado con el desarrollo de árboles y la producción de madera a mediano y largo plazo.
Además, evidencia que con la división y rotación de mangas, el productor podrá tener más cantidad de cabezas de ganado al que estaba acostumbrado tener, ya que es un sistema completo.
Un aspecto muy importante del proyecto es que los productores protejan las fuentes hídricas con sus bosques de galería.
Azuero Sostenible
Otro de los proyectos que se ejecutan en la actualidad es Azuero Sostenible, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El proyecto promueve la apicultura y también la conservación de los manglares.
El Ministerio de Ambiente, a través del Programa Azuero Sostenible que ejecuta junto al PNUD ha encaminado esfuerzos para retomar la actividad apícola en los manglares de Isla Caña apoyando a un grupo de jóvenes llevando adelante el Programa de Fortalecimiento Apícola.
El impacto del proyecto incide en las 20 familias que conforman esta ONG.
Azuero Sostenible ha apoyado al grupo, primero con capacitación y luego con inversión para la consecución de los 35 módulos apícolas.
De estos, 15 fueron trasladados recientemente desde la finca del productor apícola José Rodríguez ubicada en Chupamapa, Herrera y quien lleva 30 años en esta actividad.
Un trayecto de 143 kilómetros que requirió el cuidado especial de las abejas.