Chanel desfiló el martes en París con una colección de bañadores para mujeres libres y poderosas, mientras que Giambattista Valli propuso la víspera dulzura en sus colores y faldas y tops ultracortos para la primavera y el verano.
Quizá como presagio del calentamiento global, Chanel y Valli proponen colecciones muy frescas. Sus modelos van directamente a la playa, sin pasar por la primavera y su meteorología variable.
Los bañadores de Chanel son prendas que se pueden utilizar directamente como vestido o como complemento para un vestido de noche.
La escenografía era retro, con un podio clásico, estrecho y elevado para que los invitados lo pudieran ver cómodamente.
Frente a la seriedad (casi angustia) en la mirada de las modelos de otros desfiles, la mujer Chanel sonríe. Su directora artística, Virginie Viard, les dio libertad y una cámara fotográfica.
Los invitados entraron en el lugar del desfile a través de una caja negra, con un proyección de imágenes de modelos, como la hija de la cantante francesa Vanessa Paradis y del actor estadounidense Johnny Depp, Lily-Rose Depp.
Las modelos fotografiaban mientras eran fotografiadas, en una inversión de papeles que se ha dado en otros desfiles como el de Balenciaga, donde clientes y modelos entraron por la misma alfombra roja.
Vestidos fluidos y pareos estampados con grandes alas de mariposas coloreadas encima de muselina negra.
El tradicional traje chaqueta en tweed, marca de la casa, se declina en rosa, malva y amarillo. Como novedad, una chaqueta amplia y corta que se lleva sin el pantalón a juego.
Grandes bolsas de playa, o bolsos acolchados, con cadenas gruesas, adornan la colección.
Los talones «recuerdan al calzado de los piratas» y le dan un toque «romántico» a la colección, destaca Virginie Viard.
Valli, por su parte, presentó el lunes en el Museo de Arte Moderno de París una colección con faldas desestructuradas, topos y corpiños ultracortos, casi microscópicos.
Las faldas son ultracortas delante, larga cola detrás. Las mujeres llevan gafas de sol de cristales rosa, a tono con la ropa. Fucsias, blanco marfil, tonos acidulados, frescura por doquier.
Valli presentó también un clásico de la casa reinventado, un traje de noche muy ajustado, de diminutas escamas de blanco resplandeciente y delicados bordados.
Un elegante gorro de aires turcos puso un toque exótico en un desfile repleto de influentes desembarcadas de Estados Unidos y de caras conocidas, como la crítica de Vogue, Anna Wintour