Vasto estudio internacional para mejorar la detección del cáncer de mama

El estudio, llamado MyPeBS («My personal breast screening», «Mi detección mamaria personalizada») e iniciado en 2019 en Bélgica, España, Francia, Israel, Italia y Reino Unido, tiene como objetivo evaluar el interés de una detección diferenciada según la situación de cada mujer.

«Queremos que haya un uso razonable de las mamografías: que se usen más si es necesario y menos cuando no lo sea», resume a la AFP la radióloga Corinne Balleyguier, encargada de la parte francesa del estudio.

Actualmente, se usa el mismo procedimiento en los programas de detección mamaria para todas las mujeres dentro de la franja de edad de riesgo (que, según los países, suele ir de los 50 a los 74 años).

«Pero sabemos que el riesgo no es el mismo para todas», recuerda Balleyguier.

De hecho, ya existen protocolos diferentes en países como Francia para las mujeres que tengan predisposición hereditaria a sufrir este tipo de cáncer, aunque son minoritarios.

Las mujeres que participan en MyPeBS están divididas en dos grupos: uno que seguirá el programa habitual de detección del país en cuestión y el otro, un programa individualizado.

Para este segundo grupo se tomarán en cuenta varios factores de riesgo: densidad del seno (los más densos tienen más riesgo), antecedentes familiares, biopsias anteriores y, a partir de test de saliva, la presencia de marcadores genéticos no hereditarios.

Se las clasificará después en cuatro categorías a las que se les realizarán exámenes con variaciones de tiempo: mamografías cada cuatro años a las que menos riesgo presenten; mamografías cada dos para las de riesgo medio; y una al año para las de riesgo alto, además de una detección por IRM (Imágenes de Resonancia Magnética) si el riesgo es muy alto.

Los resultados de esta estrategia diferenciada pueden tener consideraciones muy importantes en materia de salud pública.

Tal y como se practica, la detección masiva es objeto de numerosas críticas ya que no diferencia entre las pacientes, por lo que hace que se realicen tratamientos, a menudo, inútiles.

Sin embargo, el estudio de MyPeBS solo ha logrado reunir a menos de 20.000 pacientes de los 85.000 necesarias.

«Es una organización muy complicada de gestionar, es mucho más complicado incluir (pacientes) de lo que parece», señala Balleyguier.

La pandemia por el covid-19 ralentizó además el desarrollo del estudio, por lo que las conclusiones no estarán listas antes de 2026.

Las pacientes interesadas tienen hasta 2023 para presentarse voluntarias.

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