De los parlamentos o asambleas legislativas dentro de un régimen democrático se esperan muchas cosas. Se espera, por ejemplo, que trabajen para beneficio de las mayorías y, en consecuencia, del interés general de la nación. Se espera, también, que sean el supremo ejemplo de la tolerancia política puesto que en los parlamentos o asambleas coinciden la mayor parte de las corrientes políticas de un país. Se espera, además, que funcionen como un templo de transparencia porque cada uno de los que ocupa ahí una curul, lo hace en representación de todos aquellos que le depositaron su voto y su confianza. Y, no menos importante, de sus integrantes se esperan comportamientos que sean modelos de ciudadanía y civismo para guiar e inspirar al resto de los nacionales.
Pero, no siempre lo que un país espera es lo que obtiene; y el nuestro no es la excepción. La Asamblea Nacional ni siquiera se mueve en el promedio, ese rango grisáceo equidistante entre la excelencia absoluta y la mediocridad más rastrera y que funciona como consuelo para todo el que se mueve en la rutina de la incapacidad para los grandes logros. No, ésta funciona muy por debajo de esa franja gris.
Desde hace mucho tiempo, el hemiciclo nacional ha venido perdiendo la confianza ciudadana y construyéndose una imagen nada halagadora en el imaginario popular. Hasta el punto que para el ciudadano de a pie la institución no trabaja para el interés general, ni es ejemplo de tolerancia ni de transparencia y, muchísimo menos, se brinda en ella comportamientos y actitudes que sirvan de faro inspirador para nadie: todo el proceso de involución política y social que se pueda concebir se hace presente en dicha institución.
El bochornoso espectáculo ofrecido hace un par de días por dos de sus miembros no hace sino fortalecer la imagen negativa asentada en la percepción ciudadana. Con estas actitudes rufianescas y más propias de una trifulca callejera que de una comisión legislativa, han sumado una joya más a la corona de descrédito de una institución que dista mucho de ser lo que necesita esta nación.