Decenas de miles de personas manifestaron en Francia, Italia y Australia contra las nuevas restricciones sanitarias, que buscan acelerar la vacunación contra la covid-19 y frenar a la variante Delta, que llegaron a tachar de «totalitarias».
Con gritos de «Libertad, libertad», más de 160 mil personas, al menos 11 mil en París, protestaron contra el uso del pasaporte sanitario en numerosas actividades y la vacunación obligatoria para varias profesiones, como el personal médico o los camareros.
«No me pondré la inyección», aseguró Sandra, una enfermera de 49 años, presente en la manifestación de Marsella, donde participaron más de 4 mil personas.
«Nuestro país se está volviendo totalitario», añadió Jean-Claude Dib, de 71 años, un camionero jubilado que también participó en la concentración en esta localidad del sudeste de Francia.
En París, una manifestación de «chalecos amarillos», la revuelta que sacudió el país durante el invierno de 2018-2019, empezó en la plaza de la Bastilla y estuvo marcada por incidentes esporádicos entre manifestantes y policías. Nueve personas fueron detenidas, según el Ministerio del Interior.
Otra concentración más multitudinaria se produjo en Trocadero, cerca de la Torre Eiffel, en la que el ultraderechista Florian Philippot, exnúmero dos de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen, denunció el «apartheid» impulsado por el ejecutivo francés y pidió la dimisión del «tirano» Macron.
Mayoría silenciosa
No obstante, la mayoría de los franceses (el 76%) son favorables a la vacunación obligatoria para el personal sanitario, según un sondeo publicado el 13 de julio, el día después del anuncio de esta medida.
El uso para numerosas actividades del pasaporte sanitario también recibe el aval de la mayoría de la población, según los sondeos.
Tras el anuncio de estas restricciones en Francia, Italia siguió el mismo ejemplo y a partir del 6 de agosto exigirá para acceder a espacios públicos cerrados el pasaporte sanitario, que disponen aquellos con inmunización completa o un test reciente negativo.
Miles de italianos se manifestaron el sábado contra esta medida, en varias localidades desde Nápoles hasta Turín, con gritos de «Libertad» y «No a la dictadura».
«¡Mejor morir libres que vivir como esclavos!», rezaba una de las pancartas frente a la catedral gótica de Milán. En otra, en el centro de Roma, podía leerse: «Las vacunas os harán libres», junto a una imagen de Auschwitz.
Algunos manifestantes llevaban estrellas amarillas en Génova, en un desafortunado símil entre las personas no vacunadas y la persecución de los judíos en la Alemania nazi.
Como sucedió en Francia, las solicitudes para vacunarse se multiplicaron en Italia, hasta un 200% en algunas regiones, tras el anuncio del uso extensivo del pasaporte sanitario, indicó Francesco Figliuolo, comisario extraordinario encargado de la campaña de vacunación.
Malestar y cuarentena
Las protestas contra el pasaporte sanitario en Europa estuvieron acompañadas por manifestaciones contra las restricciones de movilidad en Australia, donde cinco millones de personas vivirán confinadas durante un mes.
En Sídeny se produjeron enfrentamientos entre algunos manifestantes y policías a caballo, mientras que en Melbourne miles de personas se concentraron frente al parlamento regional del Estado de Victoria.
Pese al malestar en las calles, los gobiernos multiplican las restricciones para frenar el rápido avance de la variante Delta del coronavirus, en el marco de una pandemia que provocó más de 4.1 millones de fallecidos desde finales de 2019.
Alemania endureció las restricciones para viajar a España, incluso a las islas Baleares y Canarias, tras un aumento considerable de los casos en estas zonas turísticas.
España exigirá una cuarentena obligatoria de diez días a los viajeros procedentes de Argentina, Colombia, Bolivia y Namibia, a partir del 27 de julio, anunciaron las autoridades.
El gobierno español apuesta por esta medida tras un aumento de los casos en América Latina y el Caribe, la región en el mundo con un mayor número de muertos por coronavirus, tras haber superado los 1.3 millones.