Con mesajes de unidad la derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo prometieron que respetarán cualquier sea el resultado este domingo de una de las elecciones presidenciales más reñidas de la historia de Perú.
Unos 160.000 militares y policías fueron desplegados para garantizar la seguridad del proceso electoral. En esta jornada también votan un millón de peruanos residentes en 75 países, entre ellos 140.000 en Venezuela, Paraguay y Aruba que no pudieron hacerlo en la primera vuelta por restricciones por la pandemia.
Además, un millón de peruanos votaban desde Chile hasta Japón, pasando por España y Estados Unidos, en donde la elección presidencial movilizó el domingo a miles, preocupados por “la democracia y estabilidad” en Perú.
En la cápital de Chile vive una numerosa comunidad de peruanos, registrando largas filas de votación de Santiago y en otras ciudades del país. España también posee una colonia tan grande como en la que vive en Chile y donde más de 150.000 peruanos pueden votar, la mitad de ellos están registrados en Madrid.
Entre otros países donde ya votaron figura Japón, el cual tienen raíces los Fujimori. Allí habitan poco más de 34.000 peruanos se registraron para votar en los centros de votación desplegados en Tokio, Nagoya, Fukuoka e Hiroshima. Keiko Fujimori forma parte de la influyente comunidad nipona en Perú, la segunda más grande en América Latina detrás de la de Brasil.
Estados Unidos, principal destino con una comunidad de más de 720.000 peruanos a lo largo del país, también registró afluencia tanto en el sur de California (oeste) como en la Florida y Nueva York (este del país).
Según analistas electorales, ante la reñida elección entre Fujimori y Castillo, el voto en el extranjero podría ser decisivo en el conteo final. El nuevo presidente asumirá el 28 de julio, día en que Perú conmemora el bicentenario de su independencia, en reemplazo del mandatario interino centrista Francisco Sagasti, quien exhortó a sus compatriotas “a respetar escrupulosamente la voluntad expresada en las urnas”.
Contienda incierta
Con proyectos antagónicos, el maestro de escuela rural y la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori llegan empatados en los sondeos a este balotaje, tras una campaña por la incertidumbre y la irritación de los miedos.
El candidato Castillo encabezó por la mañana un desayuno familiar en el patio interior techado de su casa en Chugur, y acudió a votar al mediodía al cercano pueblo Tacabamba. El mismo aclaró: “He tomado una decisión, no voy a estar en Lima por la salud de mis padres. Vamos a ser respetuosos en cuanto haya algún informe oficial”.
Por otra parte, la candidata rival Fujimori participó en un desayuno familiar sobre las faldas de un cerro en una pobre barriada del distrito limeño de San Juan de Lurigancho, e indicó que reconocerá los resultados del balotaje, algo que no hizo cuando perdió ante el banquero Pedro Pablo Kuczynski en 2016.
La candidata señaló que: “Desde ahora puedo decir que sea cual sea el resultado, respetaré la voluntad popular como debe ser”. Está sería la tercera vez que tiene la posibilidad de convertirse en la primera presidenta de Perú. Fujimori votará en la tarde en el distrito limeño de Surco.
Gane quien gane, Perú seguirá manteniendo un perfil conservador con el rechazo de ambos a legislar sobre aborto, matrimonio homosexual e identidad de género.
No es tarea fácil
Cualquiera que gane tendrá un reto enorme, pues deberá que tomar medidas urgentes para superar la pandemia, la recesión económica y la inestabilidad política, lidiando con un Congreso fragmentado, la corrupción y la deficiente gestión pública.
Si gana Fujimori, deberá rápidamente tranquilizar los mercados, y generar medidas que permitan la reactivación. Sin embargo, si vence Castillo, deberá “mostrar liderazgo independiente” de los líderes de su partido y “consolidar una mayoría parlamentaria que le permita llevar a cabo su ambicioso programa”.