La invasión de Old Trafford el domingo por parte de un grupo de aficionados sorprendió al planeta fútbol y provocó el aplazamiento del Manchester United-Liverpool. La raíz del problema es el resentimiento de los hinchas con los propietarios, tan viejo como su compra del club en 2005.
Cientos de aficionados entraron en el césped del Teatro de los Sueños el domingo por la tarde al grito de ‘Queremos la salida de los Glazer’, en referencia a la millonaria familia de Florida que tomó el control de los Red Devils en 2005.
El proyecto de Superliga europea, por el momento fallido, en el que el United tomó parte junto con otros once grandes del continente, fue la gota que colmó el vaso.
«Vamos a ser claros, nadie quiere que lo que pasó ayer (domingo) en Old Trafford se vuelva a reproducir», escribió el lunes el Manchester United Supporters Trust (MUST), grupo que representa a una parte de la hinchada del club, en una carta abierta al copresidente Joel Glazer.
«Lo que se produjo es el punto culminante de 16 años en los que bajo la dirección de su familia, el club ha caído en las deudas y el declive, y nosotros nunca hemos estado tan apartados e ignorados como ahora», añadió MUST, condenando los incidentes que dejaron a dos policías heridos, uno de ellos atendido en urgencias.
La traición de más
El proyecto de Superliga -una competición europea de 20 clubes en los que 15 plazas estarían reservadas todos a los años sus ricos clubes fundadores- fue inmediatamente criticado y rechazado por los aficionados, así como por las instancias deportivas y el mundo político.
Manchester City, Liverpool, Chelsea, Tottenham y Arsenal, los otros clubes ingleses implicados en este proyecto motivado por ganar más dinero, según sus detractores, también fueron criticados por sus hinchadas.
Pero el United, club fundado por ferroviarios en 1878, fue la traición de más. Desde la llegada de los Glazer, los colores verde y oro del Newton Heath, club que se convirtió en 1902 en el United, se convirtieron en el símbolo de los rebeldes.
Club sin deuda cuando llegaron los propietarios estadounidenses, el United se encuentra ahora con enormes intereses a pagar tras «una compra apalancada» que ha supuesto más de 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares) al club, cuya deuda supera todavía los 500 millones de euros (600 millones de dólares), según los resultados publicados en marzo.
Algunos hinchas incluso fundaron un club disidente en 2005, el FC United of Manchester, que actualmente compite en la séptima división inglesa.
‘Disculpas rechazadas’
El movimiento de protesta contra los Glazer, también propietarios de los campeones de la NFL (fútbol americano), los Tampa Bay Buccaneers, se amplió por los malos resultados, sobre todo tras la retirada del mítico entrenador Alex Ferguson en 2013, año de su último título de campeón.
Su rival local Manchester City y su enemigo histórico, el Liverpool, han pasado por delante y la Superliga ya fue demasiado, unos meses después de otra controversia, un intento de reforma del gobierno de la Premier League favorable a los miembros del ‘Big 6’.
En un mensaje, Joel Glazer pidió «disculpas sin reservas» por su implicación en la Superliga.
«Disculpas rechazadas», se leía el domingo en una pancarta agitada por hinchas cuya frustración aumenta por no poder acudir al estadio desde hace más de un año debido a las restricciones por la pandemia de covid-19.
«Pueden comprar nuestro club, pero no pueden comprar nuestro corazón y nuestra alma», señalaba otra pancarta. Algunos de estos hinchas pedían una regla como el ’50+1′ de Alemania, que obliga a los propietarios a no tener más del 49% de los clubes.
«Hay una inmensa insatisfacción, no solo entre los hinchas del Manchester United, creo que en los hinchas del fútbol a través del país y yo pienso lo que ellos dicen: ‘Demasiado es demasiado'», resumió el antiguo capitán del United Gary Neville en Sky Sports.
Londres, Reino Unido. AFP