Joyas imperiales y un gran zafiro, estrellas de las subastas de Ginebra

Un modelo posa con un collar de diamantes, Harry Winston, alrededor de 1973, engastado con ocho diamantes en forma de pera que pesan entre 3,77 y 20,72 quilates, lo que representa un total de 280 quilates, durante una vista previa en la casa de subastas Sotheby's en Ginebra, Suiza. Fabrice Coffrini/AFP

Joyas adornadas con 38 suntuosos zafiros usadas por la hija adoptiva de Napoleón y el zafiro más grande de Cachemira –que perteneció a la heredera de la cervecería Guinness– rivalizarán en las tradicionales subastas de mayo en Ginebra.

En el programa de estos remates, organizados el 11 y 12 de mayo por las dos grandes casas Sotheby’s y Christie’s, figuran varias joyas históricas.

Con motivo de la conmemoración de los 200 años de la muerte de Napoleón, Christie’s subastará nueve joyas imperiales adornadas con zafiros y diamantes, procedentes de la colección de su hija adoptiva, Stéphanie de Beauharnais.

Las nueve piezas, entre ellas una tiara (estimada entre 154.000 y 275.000 dólares), un collar (entre 197.700 y 351.500 dólares) y un par de pendientes (entre 33.000 y 49.400 dólares), «han permanecido en la misma familia desde que Stéphanie de Beauharnais las recibió como regalo de bodas en el palacio de las Tullerías», explicó a la AFP Marie-Cécile Cisamolo, especialista de Christie’s.

Si bien no se ven más tiaras en los salones de la alta sociedad europea, no cabe duda de que encontrará comprador, según la experta. «A muchos asiáticos les gusta llevar estas joyas para los acontecimientos importantes de su vida», explica.

No menos de 38 zafiros originarios de Sri Lanka fueron utilizados para crear este aderezo a principios de 1800.

A la Izquierda: una combinación de broche / colgante de esmeralda y diamantes, Harry Winston, alrededor de 1970, engastada con una esmeralda en forma de pera que pesa 104,40 quilates, y a la derecha: una combinación de broche / colgante de esmeralda y diamantes Harry Winston, engastado con una esmeralda escalonada que pesa 80,45 quilates. Fabrice Coffrini/AFP

Además de su valor histórico, estas joyas de gran finura también tienen un valor intrínseco debido a su azul natural, ya que generalmente los zafiros son sometidos a un tratamiento térmico para acentuar su color.

Esta colección histórica incluye también una importante corona de zafiro de María II, reina de Portugal (mediados del siglo XIX), engastada en el centro con un notable zafiro de Birmania y estimada entre 186.700 y 384.500 dólares.

Aretes de zafiros y diamantes de principios del siglo XIX alrededor de 1800, hechos con zafiros en forma de pera y cojines y diamantes de talla antigua, que una vez fue propiedad de la hija adoptiva de Napoleón, Stephanie de Beauharnais. Fabrice Coffrini/AFP

Sotheby’s propondrá también el zafiro más grande de Cachemira jamás subastado (entre 2 y 3 millones de dólares). Esta piedra de 55,19 quilates es de un hermoso azul aterciopelado, como todos los zafiros de esta región.

Tras su descubrimiento a principios de la década de 1880, la explotación de los zafiros de Cachemira duró sólo cinco años, entre 1882 y 1887, haciendo de estas piedras preciosas algunas de las más codiciadas en el mercado, según la casa de subastas.

Ginebra, Suiza

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