Hace unos días el delantero panameño Nicolás «Yuyu» Muñoz le regaló una alegría a Panamá con su nueva marca de goles en el fútbol salvadoreño. Irónicamente, sus goles nunca le dieron al jugador un reconocimiento deportivo con la Selección Nacional. La sensación que me quedó mucho antes de haber clasificado a Rusia 2018, es como si los humos se le subieron al balompié nuestro cada vez que se enfrentaba a los cuscatlecos, por un tiempo se los llegó a mirar por debajo de los hombros por el hecho de que se les ganaba en la categoría que fuera.
Parte de ese supuesto menospreció tuvo sus consecuencias en la eliminatoria para Sudáfrica 2010 cuando El Salvador eliminó a los de Alexander Guimaraes en una serie de dos partidos. Pese a ese descalabro, en Panamá todavía muchos dicen que la liga salvadoreña es de poca monta, por eso debe haber sido que los goles del “Yuyu” no tuvieron la resonancia, ni se le dio el valor que merecía.
El caso de Muñoz reafirma que al fútbol panameño se lo ha reconocido internacionalmente por sus delanteros. Con el olfato goleador de Cascarita Tapia, en los años 60 en El Salvador, y unos años después con Rommel Fernández y Julio Dely Valdés en Europa, se mostró que este país era más que béisbol o boxeo. También hubo jugadores como los hermanos Armando y Jorge Dely, Mendieta, Blas Pérez, Luis Tejada, José Garcés, Roberto Brown, entre algunos otros, que hicieron que se mencionara del poderío ofensivo del fútbol criollo fuera de las fronteras.
Tampoco podemos desconocer del aporte de algunos jugadores nacionales en el exterior en otras posiciones de la cancha, que igual dejaron el nombre del país en alto, pero en este deporte un delantero siempre llevará las de ganar, históricamente en el fútbol son los que han mandado. Los premios mundiales se los llevan los goleadores, las mejores transferencias son para los delanteros. Hoy el gol tiene un peso y un valor enorme en el fútbol mundial. Es una marca registrada que le da valía y lleva al estrellado al delantero.
El tema de Muñoz igual tiene algo de parecido con la liga doméstica y sus dos goleadores históricos, José Ardines y César Medina, quienes igual que el goleador del Águila nunca pudieron consagrarse con la selección. En su momento los tres coincidieron en una época en que en la selección habían delanteros de mucha estirpe con etiqueta internacional que hicieron difícil la rivalidad. En los tiempos del Chepe Ardines estaban Rommel, Julio Dely y Mendieta; para los tiempos de Medina y Muñoz el trio de José Garcés, Blas Pérez y Luis Tejada habían acaparado los puestos en la delantera de la tricolor, en donde los dos últimos llegaron a convertirse como sus goleadores históricos.
Aparte de Nicolás Muñoz, hoy no vemos que internacionalmente haya un delantero panameño que haga mucho ruido, algunos golean, pero sin la continuidad que se necesita para ganar notoriedad. Por ejemplo, Gabriel Torres y Cecilio Waterman, son dos de los delanteros que han marcado goles en Sudamérica y en torneos regionales, pero su rendimiento no ha sido constante, les falta ese picante que hicieron grandes a los mencionados arriba. Sin embargo, una corta racha de goles que tuvo Gaby Torres en el fútbol ecuatoriano donde fue campeón de la Copa Sudamericana le permitió estar hoy en el competitivo fútbol mexicano.
En la actualidad, en Panamá hay dos delanteros que piden pista: Catuy y Fajardo, pero todavía no han tenido la continuidad en la Selección Nacional aunque localmente han dejado su nombre. Una vez Blas Pérez pedía, cuando comenzaba a figurar en Colombia, que le dieran continuidad en la selección porque era la única manera que un delantero podía mostrarse. A esa altura eran contados los partidos que sumaba el “Ratón” Pérez, más adelante las continuas convocatorias le fueron haciendo ganar esa confianza que fue consolidando con goles.
Después de haber tenido unos pocos delanteros en la selección que hicieron ruido internacional con sus goles, hoy tenemos una escasez. Los nuevos que hay no han sido consistentes ni con sus clubes en el exterior ni con la selección. Por eso hoy todavía tenemos que seguir admirando lo que hacen los veteranos. Hace días en la liga panameña “El Matador” Tejada consiguió un doblete a los 39 años, la misma edad con la que Nicolás Muñoz alcanzó la marca de 295 goles en el fútbol salvadoreño. También sucedió en el pasado, hace 21 años, cuando Mendieta salió campeón y máximo artillero del torneo 1999-2000 con el Tauro, con el que anotó 15 goles a sus 39 años y medio.
Con lo de Tejada, Muñoz y Mendieta pasó igual entre otros delanteros panameños que se mantuvieron activos goleando por arriba de los 38 años: los hermanos Julio y Jorge Dely Valdés, Blas Pérez, Garcés, por mencionar solo estos nombres. Delanteros que en su momento dieron un paso para que otros los reemplazaran en un medio como el nuestro donde muchos son los delanteros llamados a la selección, pero que hoy después de Blas, Tejada y Garcés, no vemos alguno que se consagre.
La marca del “Yuyu” Muñoz lo incluye hoy en el selecto grupo de goleadores panameños en el exterior, que de paso nos trajo a la memoria el recuerdo del récord histórico de goles de Julio Dely con el Málaga en la liga española, o los tantos que hizo Rommel con el Tenerife en ese histórico ascenso, o el registro de goles de Jorge Dely en el fútbol japonés, o los de Blas, Tejada, Mendieta, Brown, Garcés y otros jugadores en las ligas de Centroamérica, México y Sudamérica.
Hoy un panameño que fue profeta en tierra ajena entró a la historia en El Salvador como el máximo artillero de todos los tiempos. Una distinción que llena de orgullo a Panamá y que vuelve a mostrarnos que los goles siempre han sido una marca registrada por algunos delanteros panameños en el exterior, con los que el fútbol nacional ha ganado notoriedad.