A un año de la llegada del SarsCov-2 a nuestras fronteras, los efectos por las medidas de confinamiento se han sentido con mayor fuerza en las mujeres.
Las restricciones de movilidad y el impacto en las economías de los países han profundizado la brecha entre hombres y mujeres, llevando estas últimas la peor parte.
En Panamá, además de ser el segmento más afectado por el desempleo, se deben enfrentar a otro flagelo que en 2020 marcó un récord: los femicidios.
Durante el año de la Pandemia, se dieron 31 femicidios en Panamá, con un aumento de 48%, respecto a 2019 (21), cifras que alertaron a las autoridades y a las asociaciones y fundaciones que trabajan a favor de los derechos de las mujeres, y que temen, aumente en 2021. En los 3 primeros meses de este año se han reportado 6 femicidios.
Las víctimas y sus familiares esperan justicia, una materia que tienen pendiente las autoridades de justicia del país. “No puede ser que las víctimas terminen siendo asesinadas con medidas de protección a su favor. Ante un estado que pareciera ser silente y cómplice”, aseguró la abogada y presidenta de la Fundación Vida Mujer, Suki Yard.
Desprotegidas por el Estado, así es como se sienten las asociaciones por el derecho de las mujeres. Aseguran que poco o nada ha cambiado que garantice la protección de las mujeres, incluso desde que son niñas.
El caso de los menores abusados en los albergues de Senniaf, también evidencia la vulnerabilidad de las mujeres y la desprotección del estado. Niñas y adolescentes obligadas a abortar. Una inocencia interrumpida, que posiblemente no se volverá a recuperar.
A nivel regional en cambio, según la información difundida por diez países de la región para el período marzo-junio de 2020, ocho países (Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y República Dominicana) reportaron una disminución en los feminicidios reportados. Sin embargo, en México se dio un aumento entre marzo y junio de 2020 frente al mismo período de 2019.
Es importante tener en cuenta que los feminicidios solo mostraron un aumento en 2019 en el Brasil, Chile, el Ecuador y México, mientras que en otros 11 países de la región los registros oficiales muestran una baja
Más mujeres desempleadas
Aunado la lucha contra la violencia, la Pandemia incrementó las desventajas de las mujeres en el ámbito laboral.
Según datos de Panorama Social de América Latina 2020, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), presentados el 4 de marzo, la reducción del empleo a nivel regional fue mayor para las mujeres (18,1%) que para los hombres (15,1%) y la reducción interanual de la tasa de participación laboral de las mujeres en el segundo trimestre de 2020 es mayor que para los hombres.
La tasa de desocupación de las mujeres a nivel regional podría ubicarse en alrededor del 15,2% y la de los hombres, en un 12,3%, al cierre de 2020, comparadas con un 9,6% y un 7,1% respectivamente en 2019. Además, se proyectaba que el número de mujeres en situación de pobreza alcanzaría la cifra de 118 millones en 2020.
La reducción del número de ocupados por país confirma que las mujeres resultaron más afectadas que los hombres por la pérdida del empleo. Tienen más presencia en los sectores económicos más afectados por esta crisis como, por ejemplo, los servicios de hotelería y restaurantes y el servicio doméstico.
El 56,9% de las mujeres que trabajan en la economía informal se inserta en sectores considerados de alto riesgo de ser afectados por la pandemia, en contraste con el 40,6% de los hombres. Los sectores de alto riesgo en la pérdida del empleo concentran alrededor del 56,9% de las mujeres ocupadas.
Las mujeres ocupadas están concentradas en sectores que se ven muy afectados, tales como el comercio (21,6%), la manufactura (11,0%), el turismo (9,2%) y el servicio doméstico (11,1%).
Vulnerabilidad y desventaja
Una de las conclusiones del último estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), titulado “Perfil de Género en Panamá”, señala que las mujeres, niñas y adolescentes en Panamá están en mayor situación de vulnerabilidad y desventaja en materia de violencia basada en género, empoderamiento económico, seguridad alimentaria, participación política y representatividad.
Solo en el tema de embarazo en niñas y adolescentes se refleja que en los últimos años ha ido subiendo ligeramente, donde el sector de 14 años representa más del 10% de los embarazos en adolescentes.
Para los expertos de Unicef, el embarazo adolescente constituye la forma más clara y cruel de la violencia basada en género.