La encuesta es el resultado de un proceso cuidadoso de investigación de mercado, empleado para obtener información valiosa sobre diversos temas que para un cliente es vital.
Comúnmente las empresas lo utilizan, para conocer las necesidades que tenga los población de un producto en un lugar determinado, y prever los resultados de éxito o fracaso del mismo.
Esto proporciona a la compañía que camine con pasos firmes, con una visión y objetivos claros, para desarrollar estrategias y campañas publicitarias en ese sentido, que al final redunde en beneficios para ellos.
El triunfo de esta investigación, dependerá de lo preciso que sean los resultados que arrojen la segmentación por área, por sector, por edades, por temas, y la frecuencia en que se realice la encuesta para medir lo que muchos han denominado “una foto en un lugar y en un tiempo determinado”.
Las encuestas ayudan a medir la evolución de lo que se busca y pueden también ser elementos de comparación entre periodos de tiempo cercanos o distantes, para de esa manera mejorar nuestras fortalezas y reducir nuestras debilidades.
En política, es esencial este instrumento de medición, ya que nos permite construir el mensaje de un candidato, la aceptación de éste, el plan de trabajo, hasta la evolución de un gobierno en funciones.
Durante los procesos electorales, los resultados son difundidos en periodos cortos de dos meses, que llevan al elector a tener un pantallazo claro de los individuos que pretenden gobernar un país, un Distrito, un Circuito, o un Corregimiento. Además, del seguimiento que le permite al ciudadano elegir con claridad al mejor o la persona más cercana al mejor.
El estudio que se realice cuando un gobierno está en funciones, es trascendental para el gobierno en propiedad, y para los adversarios de éste.
En el caso de quien dirige la Cosa Pública, le permite medir el desempeño, la aceptación, el equipo que lo acompaña en la gestión. Representa en pocas palabras, la guía para mejorar y mantenerse en la ruta que le permitió alcanzar el triunfo, respetando la voluntad popular que lo llevó al poder, dándole la posibilidad de repetir.
En el caso de los adversarios, es imprescindible los resultados de estos estudios, pues les da las herramientas para atacar y destruir la posibilidad de repetir del gobierno, conectándose con la frustración social que haya surgido por las desatenciones y desatinos del gobernante con el pueblo.
Todo esto ocurre en un periodo de 5 años, que sirven para medir en una línea de tiempo, una serie sucesos o acontecimientos que llevan a quien procesa la información a asesorar a su cliente para triunfar si hace caso de manera oportuna enrumbando sus actuaciones o a reducir daños cuando la situación ya se hace casi imposible de remediar.
Existen muchas empresas reconocidas que se dedican a este tipo de trabajo, por el cual cobran fortunas enormes y emplean tecnología de punta para ello. Igualmente hay otras, cuyo nacimiento es accidental, levantando esa información sin técnica alguna e interpretación dando origen a falsos positivos ocasionando desorientación.
Una realidad, es que actualmente desde el triunfo del gobierno del Presidente Laurentino Cortizo, las encuestadoras parece que se fueron de vacaciones por 5 años. Si fuera mal pensado, diría que alguien custodia las encuestas y no revela los resultados, abriendo el compás a explorar boca a boca lo que surge en medio de un café o por la información que se difunde en los medios de comunicación.
En la década de los años 80, en plena dictadura era usual que los medios fueran controlados y la información que se difundiera fuera igualmente manejada. Brindando una sensación de estabilidad y bienestar social artificial, que solamente existió en la mente de los proponentes de ese tipo de acto, y que 32 años después se siguen preguntando en qué fallaron.
Para ese entonces, la clandestinidad de programas radiales y noticias se distribuía entre la población, sin importar el bloqueo militar de esa época.
En Pleno Siglo 21, con el avance de la tecnología y las redes sociales, la información es accesible por diversos medios. Por tal razón, pretender controlar la medición de la opinión popular, no es más que un acto infantil carente de experiencia y propio de inexpertos.