Joe Biden y la reconstrucción democrática

Para muchas personas en el mundo hasta, el 3 de noviembre de 2020, Joe Biden, era solo conocido por ser el Vicepresidente de Barack Obama, en la última presidencia liderizada por el Partido Demócrata. A pesar de su poca popularidad, tanto fuera como dentro de los Estados Unidos; Biden es un político de una gran trayectoria dentro del Partido Demócrata, y como miembro del Senado, cargo que ocupó como representante del Estado de Delaware, desde el 3 de enero de 1973 hasta el 15 de enero de 2009.

Este miércoles 20 de enero, en una ceremonia que será inédita ante las situaciones que atraviesa el mundo por la pandemia del Covid-19, Joseph Robienett Biden Jr., se convertirá en el cuadragésimo sexto Presidente de los Estados Unidos de América, registro que se tiene desde George Washington. Siendo el décimo quinto Presidente por el partido político más antiguo en los Estados Unidos, desde Andrew Jackson, y el segundo presidente católico después de John F Kennedy. Joe, como coloquialmente le llaman, tomará posesión en medio de una crisis sanitaria, que tiene a los norteamericanos en una crisis de salud inédita, y en especial debido a las malas decisiones del presidente saliente. Los Estados Unidos hoy, además atraviesa una división ideológica sin precedentes en su historia política, que ha puesto en peligro a una de las Democracias más antiguas del mundo.

La crisis de la democracia estadounidense, si bien es cierto llegó a su día más oscuro el 6 de enero del presente año, con el ataque inédito al Capitolio de parte de simpatizantes del presidente saliente; esta ha venido socavándose mucho antes de la Presidencia de Donald Trump, como señalan los profesores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, autores del libro publicado en 2018, “Como Mueren las Democracias”. Esta realidad no es solamente un problema de la sociedad estadounidense, es problema que afecta casi todos los países de occidente. Francisco Rubiales, en su libro Democracia Secuestrada, lo afirma indicando: “la sociedad se siente huérfana y dominada, más que dirigida, y quizás por primera vez, ese sentimiento tiene vigencia en todo el planeta, incluyendo a las comunidades más prósperas y avanzadas que funcionan en democracia.

Para Levitsky y Ziblatt, “la salvaguarda de las instituciones se remonta al nacimiento de la república estadounidense, desde 1787, se estableció el primer sistema presidencialista del mundo. El presidencialismo plantea desafíos específicos al cribado. En las Democracias parlamentarias, el primer ministro es un parlamentario a quien eligen los principales partidos con representación en el Parlamente, cosa que prácticamente garantiza su idoneidad a ojos del estamento político. El propio proceso de constitución del Gobierno actúa de filtro. En cambio, los presidentes no ocupan escaños en el Congreso ni son elegidos por éste. Al menos en teoría, es el pueblo quien los elige, cualquiera puede postularse como presidente y, si cuenta con los apoyos necesarios, ganar”.

El reto de Biden, es cambiar esa política sesgada, de romper con el discurso político del odio, del miedo, de la indiferencia, de la división, que calo en una sociedad cada vez intolerante, donde impera la superficialidad, el egoísmo y el poco importa, lo cual no solo afecta a la sociedad norteamericana. Como citan los autores mencionados, este escenario generaba preocupación a Alexander Hamilton, cuando indicaba: “una presidencia por elección popular pudiera caer fácilmente en manos de quienes aprovechan el miedo y la ignorancia para ganar elecciones y éstos acabarán gobernando como tiranos”.

Al Gore, en su libro el Ataque contra la Razón, nos daba las alertas del gobernar a través del miedo, señalando que “es el enemigo más poderoso que tiene la razón”, y recalcaba: “los Padres Fundadores, sentían un gran respeto por la amenaza que el miedo supone para la razón. Que el miedo puede desencadenar la tentación de entregar la libertad a cualquier demagogo que prometa a cambio fuerza y seguridad, cuando el miedo desplaza a la razón, el resultado suele ser el odio y la división irracional”.

Para entender el sistema electoral norteamericano es necesario leer a Hamilton, Jefferson, Adams, quienes rechazaban la elección directa debido a su preocupación de que el miedo se impusiera al pensamiento reflexivo, sostiene Gore.

Pero además Gore, citando a Dwight Eisenhower, nos indica unas palabras de gran valor a los acontecimientos que vive la sociedad norteamericana: “cualquiera que actué como si la defensa de la libertad pueda encontrarse en la represión, la suspicacia y el miedo, transmite una doctrina ajena al espíritu de Estados Unidos,” esta es la razón fundamental de la derrota de Donald Trump, el 3 de noviembre de 2020.

La Presidencia de Biden, trae energía de cambio, al tener como compañera a la primera mujer vicepresidente Kamala Harris, en ella podemos ver la cara de un país, integrado por inmigrantes de diversas nacionalidades, donde convergen diversas culturas y distintas religiones. El mandato recibido en las urnas de cuatro años es de retos, dentro de su política interna, tanto a la política exterior, debilitada por la intransigencia del gobierno de Trump, como por ejemplo su salida de la OMS, en medio de esta pandemia.

Para los que vivimos fuera de los Estados Unidos, debemos saber que es necesario una relación abierta, transparente, de respeto, entre las Naciones del Mundo, en ese sentido Biden, puede traer nuevamente al escenario el impulso de Woodrow Wilson, quien concebía la presidencia “bajo un liderazgo moral e idealizante para su país”, un reformador de la gestión pública norteamericana, y en las relaciones diplomáticas es uno de los primeros visionarios del multilateralismo, con su discurso pronunciado el 8 de enero de 1918, de los catorce puntos. Biden, ha expresado que desea que su gobierno sea el más progresista y reformador desde de Franklin Delano Roosevelt, en una entrevista concedida en diciembre de 2020, señaló “lo que acontece hoy es parecido a lo que ocurrió hace noventa años atrás, que estamos en medio de un cambio en el mundo entero, nos encontramos en medio de la cuarta revolución industrial, donde hay grandes cambios tecnológicos, ¿existirá la clase media? ¿Qué hará la gente? Y todo esto genera ansiedad, considerando que son las mismas inquietudes que paso Roosevelt cuando asumió el cargo en 1933”.

Evan Osnos, recientemente público un libro titulado: Joe Biden, su vida, su carrera y los temas relevantes; al leerlo, quizás hallemos muchas similitudes a Abraham Lincoln, por los grandes que ha enfrentado en su familiar, y las adversidades que ha pasado; como indica Osnos: “Biden desafió las expectativas, se erigió como el candidato del Partido Demócrata, y ganó la elección, a la que el propio Biden llama la más importante de la vida de los Estados Unidos”.

Para un fiel creyente de la democracia, siempre aspiro a que en todas las naciones prevalezca la Democracia, para beneficio del pueblo norteamericano; Osnos haciendo alusión al discurso pronunciado por Biden en la convención demócrata cita, que este argumento “los estadounidenses no eran prisioneros de los fracasos del pasado ni del presente. Recurriré a los mejores ciudadanos, no a los peores, declaró, y citó a Ella Baker, ícono de la lucha por los derechos civiles, quien dijera “Dale luz a la gente y encontrará el camino.”

Esperamos que la administración del Presidente Biden, retome el camino de la democracia y logre alcanzar los objetivos propuestos y estructure una sociedad más democrática y que sea ejemplo para el mundo.

 

 

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