El influyente innovador y creador de Life Blends reflexiona sobre cómo han cambiado las cosas en materia de alimentación en los últimos años y de lo que nos espera en el futuro.
En papel, Rafael “Yayi” Carles está pronto a jubilarse. Pero no hay ninguna señal de que el inventor de los jugos naturales en Panamá y una de las voces líderes en nutrición y en la industria alimentaria, planifique disminuir la velocidad. En diciembre pasado, Carles recibió la buena nueva de la creación del impuesto a las bebidas azucaradas, un proyecto en que participó de principio a fin con las autoridades de salud. A inicio de este año, el diario La Estrella publicó su artículo número 400 de su columna semanal dedicada a temas de nutrición y salud pública. Y en marzo fue electo por decimocuarta vez a la Junta Directiva de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá en el grupo de Alimentación.
Cuando Destino Panamá logra entrevistar a Carles un mes después, estaba en su oficina de Life Blends, rodeado de estantes llenos de libros, premios y chucherías representativas de la industria que representa (una caja de cereal «Zucaritas» que contiene 2 cucharaditas de azúcar en cada mordida). Carles dice que continuará escribiendo sobre el sistema alimentario y que publicará un próximo libro en 2022. “Me estoy divirtiendo mucho. Será mi segundo libro, además que seguiré educando a través de los artículos en periódicos y ensayos en revistas, además de los comentarios diarios en mi blog. Definitivamente, no he terminado todavía, falta hacer más para convencer a la población sobre la importancia de la alimentación saludable para lograr bienestar», dijo Carles.
En los más de quince años transcurridos desde que fabricó el primer lote de jugo 100% totalmente natural para la venta en el mercado local, Carles ha contribuido a cambiar la forma en que se miran y se compran los alimentos. Los productos naturales forjan hoy un campo que va más allá de los jugos, al considerar la comida no como la suma de sus ingredientes sino como un tema político complejo, desde su producción en el campo hasta su consumo en la mesa. Y aunque actualmente existen otros tipos de jugos naturales en el mercado, Carles fue quien enfrentó los obstáculos desde el principio. Él recuerda cuando convenció a las autoridades del Ministerio de Salud sobre el valor de los alimentos sin pasteurizar como un mecanismo para prevenir enfermedades y como instancia racional que merecía ser permitida «Pensaron que estábamos locos», dice Carles. “Ahora, los consumidores claman por comida y bebidas naturales. La tendencia es hacia comer mejor y más saludable”.
Usted en uno de sus artículos señala que los principales problemas en materia de alimentos en este momento son la desnutrición, la sobrealimentación y el efecto de la producción y el consumo de alimentos en el medio ambiente…
Es correcto. Y la parte sobre el impacto ambiental es la menos entendida. Ahora conocemos el problema desde una perspectiva sistemática, desde la producción hasta el procesamiento y el consumo, incluyendo el desperdicio de alimentos. La academia y la industria entienden esas conexiones, pero sorprendentemente hay poca superposición entre las personas que trabajan en diferentes temas relacionados con los alimentos, como la nutrición, la agricultura sostenible y el hambre. A menudo parece que incluso están en desacuerdo entre sí. Y eso es un gran problema.
A lo largo de los años, usted ha escrito mucho acerca de la confusión de los consejos de nutrición. ¿Qué ayudaría a que la gente coma mejor?
Tres libros me ayudaron a formar mi pensamiento, por allá por los años 70 y 80. “Dieta para un pequeño planeta” de Frances Moore Lappé tuvo un impacto inmenso allá por los años 70 cuando recomendó comer menos carne porque es bueno para la salud y el medio ambiente. Luego “Vitamina C y el Resfriado Común” de Linus Pauling aconsejó tomar mega dosis de 10 gramos diarios de vitamina C, lo cual trascendió y creó lo que hoy se denomina la medicina ortomolecular. Y por último la colección de textos del Centro para la Ciencia en el Interés Público llamada “Alimentos para la gente, No para obtener ganancias”, la cual es una serie de artículos sobre el hambre, la obesidad y el papel de la industria en nuestro suministro de alimentos. Los tres son libros asombrosos y pienso que, aunque los problemas son los mismos de siempre, ahora hay mucho más interés que antes porque el conocimiento es más amplio.
Si los problemas son los mismos, ¿por qué las personas todavía están confundidas acerca de lo que deben comer?
La industria alimentaria y la agroindustria tienen un objetivo y es vender más de lo que sea que estén haciendo y producirlo al menor costo posible. Ese es un objetivo de negocios. Y eso es inherentemente conflictivo con los objetivos de salud pública. Las personas estarían más sanas si comieran menos y de mejor calidad.
Y qué dicen los consumidores, ¿son una fuerza política o no?
Existe un movimiento global de alimentación saludable, pero es una fuerza política de abajo hacia arriba en el sentido que el tipo de elecciones de alimentos que hacen las personas tienen un gran impacto en lo que las compañías están produciendo y en cómo están comercializando sus alimentos. Ya no es “vota con tu bolsillo” sino «vota con tu tenedor». Realmente las compañías han respondido eliminando cosas artificiales, mejorando el sistema de etiquetado y produciendo alimentos sin gluten, todo porque es lo que el público está pidiendo.
Pero hacer algo con respecto al hambre y la obesidad requiere cambiar el sistema político. ¿Es posible en nuestro país aplicar el nivel de regulación que se requiere?
Sobre este tema, no tengo nada alentador que comentar. En otras palabras, todo está mal. Muchas de las cosas parecen pequeñas, como la comida que se venden en los quioscos escolares. Y, sin embargo, es parte de un panorama mucho más amplio. Mire las políticas contra el hambre, las políticas contra la obesidad, las políticas de salud pública y las políticas ambientales, todas se han aprobado para hacer que el sistema alimentario sea menos sostenible.
Entonces, las cosas se están moviendo en la dirección equivocada. ¿No hay nada optimista en esto?
Pienso que el único optimismo es que ahora hay muchos jóvenes interesados en estos temas. Cada día hay más personas que entienden las bondades de los alimentos naturales y de la importancia de cuidar el planeta.
¿Es el impuesto a las sodas un buen ejemplo de las cosas que debemos esperar en el futuro?
La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos obtener poder para hacer las cosas que son correctas? Aquí nadie puede suponer que a base de buenas intenciones, vamos a esperar que los fabricantes de alimentos ultra procesados y embotelladoras de sodas entren en sintonía con las nuevas tendencias de salud. Obtener poder significa que las personas tienen que postularse para ocupar cargos públicos, firmar peticiones para participar activamente y proponer ideas para cambiar lo que está malo. Tal vez la mayoría de los panameños se horrorizan con la idea de participar en el sistema político corrupto que tenemos, pero si lo hacemos a nivel local, pienso que es posible. ¿Quieres mejorar la alimentación en las escuelas? Entonces, únete a la asociación de padres de familia de la escuela y comienza a trabajar desde allí. Creo que eso es lo que hay que hacer y eso es lo mínimo que tiene que pasar.