Con el característico traje azul de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y un suéter amarillo por dentro, se presentó al Club Unión a un conversatorio con periodistas, el jefe de astronautas del Kennedy Space Center Visitor Complex, Jon Mcbride, quien visitó Panamá para promover la educación científica en niños y jóvenes de todo el país.
Su melena canosa habla de su gran experiencia y trayectoria como astronauta. Y es que Mcbride ha volado en 68 misiones de combate y ha registrado más de ocho mil horas de vuelo incluyendo 4,700 horas en aviones a reacción. Después de una larga y exitosa carrera militar como piloto, en enero de 1978 McBride fue seleccionado como candidato a astronauta por la NASA y fue piloto de la misión STS-41G del transbordador espacial Challenger, en octubre de 1984.
Sin embargo, para el jefe de astronautas “el principal desafío de todos nosotros fue haber sido seleccionados para el programa de astronautas. Una vez seleccionados (…), el resto (desde entrenamientos y estudios) viene de rutina.
Resalta que todos los astronautas que han sido seleccionados son personas que han trabajado mucho y han sido exitosas en su campo. “Los astronautas en sus misiones dependen de los datos y el trabajo en equipo para sobrevivir en un ambiente desconocido”, destacó McBride durante el conversatorio.
De ahí surge entonces la idea de llegar a la juventud a través de sus experiencias para incentivar y fortalecer el sueño de miles jóvenes que desean llegar al espacio.
“Realmente lo importante no es ser astronauta o ser científico, sino que la persona haga lo mejor en lo que desempeña ya sea como médico o pescador, pero siempre ser el mejor en su campo, y eso es la clave del éxito”, expresó Mcbride.
En 1987, McBride fue asignado a la oficina principal de la NASA en Washington, como subdirector de Relaciones con el Congreso, teniendo bajo su responsabilidad todos los asuntos entre aquella entidad y el Congreso, además de proporcionar la coordinación y dirección de todas las comunicaciones entre la NASA y sus oficinas con organizaciones de apoyo en el Congreso.
El astronauta contó que él tenía unos 12 años de edad cuando comenzaron los envíos de naves al espacio; ahí fue donde empezó a diseñar sus propios cohetes en un laboratorio en su casa.
Aunque con los primeros diseños tuvo más fracasos que éxitos hoy puede decir que con dedicación y empeño se puede lograr lo que uno se propone.
Conversatorio con jóvenes panameños
A su paso por el Istmo, Mcbride, se reunió con estudiantes del Colegio Panamá, AIP de Cerro Viento, Colegio Brader, Instituto Atenea, Colegio Real de Panamá, Colegio Anglo Mexicano, Balboa Academy, Colegio Alemán Nikolaus Kopernikus y Colegio Isaac Rabin, con quienes habló de los nuevos programas espaciales que desarrolla actualmente el Kennedy Space Center y del aspecto humano de los astronautas.
Incentivó a los jóvenes estudiantes para que se interesen más por la ciencia y estudien mucho, con dedicación y empeño, para lograr lo que se propongan.
McBride también contó a los jóvenes cómo de niño siempre estuvo interesado en el espacio y vio en personas como Alan Shepard, quien en 1961 se convirtió en el primer estadounidense en ir al espacio, el modelo a seguir.
El astronauta motivó a los estudiantes a elegir una persona como la que quisieran llegar a ser y seguir los pasos que esa persona tomó para alcanzar sus logros.
Contó que con la carrera de Shepard como meta y motivado por el discurso dado en 1961 por el presidente John F. Kennedy sobre la carrera espacial, sabía que algún día estaría en la NASA.
Cuestionado sobre qué se siente estar en el espacio, McBride comentó que es una sensación maravillosa, pero la falta de gravedad causa efectos interesantes en el cuerpo. Uno se hace más alto, debido a que la falta de gravedad separa un poco los huesos y las articulaciones, y durante los primeros días el rostro se hincha debido al exceso de líquidos en el cuerpo, ya que sin gravedad suben a la cabeza.
Con esta visita a Panamá, McBride quiere incentivar a los estudiantes para que la NASA tenga su primer astronauta panameño, pues si bien por ahora no hay viajes tripulados a la Luna, sí los hay para la Estación Espacial Internacional, a la que han llegado científicos de 42 países.