Panamá podría ser nuevamente una pequeña potencia geopolítica, pero pareciera que nuestros dirigentes y países amigos no lo advierten claramente por nuestra ausencia relativa y una reputación internacional maltrecha.
En estos términos se expresó el doctor Omar Jaén, geógrafo, historiador y diplomático panameño, en el Coloquio Internacional “El Istmo de Panamá”, perspectivas globales y problemáticas locales”, realizado hoy 5 de diciembre en la Universidad de La Sorbona, de París, Francia.
“Tenemos desafíos de política interior y exterior colosales. Primero, retomar la senda del desarrollo económico-social sustentable e inclusivo y restaurar una institucionalidad democrática liberal, dañada por malos líderes políticos en las últimas décadas”, advirtió Jaén.
Sugirió replantear nuestra relación con importantes potencias amigas, Estados Unidos, Canadá, China Popular, Corea del Sur, Japón, India, Reino Unido y la Unión Europea ( a pesar de las diferencias nacionales) y con nuestros vecinos inmediatos, Colombia y Costa Rica primero, y, además, los otros Estados democráticos de Latinoamérica y el Caribe.
“Deberíamos comprometerlos más, resaltó, en los esfuerzos para manejar mejor la enorme migración irregular hacia Estados Unidos que pasa por nuestro istmo. Deberíamos crear, al fin, las vías necesarias para el transporte terrestre por carretera, también posiblemente por ferrocarril, y la integración de todo el continente con Colombia y Sudamérica al destaponar realmente el Darién”.
Según el doctor Jaén la pregunta clave es: “¿podremos repetir, esta vez, en provecho de nuestros intereses afines a los de la comunidad internacional más responsable, la hazaña de 1973 cuando nuestro peso geopolítico, aunque limitado, se impuso para relanzar la fase final y exitosa de las negociaciones sobre los tratados Torrijos-Carter que resolvieron el problema existencial de Panamá? ¿Sabremos rescatar el lugar que nos corresponde según nuestro valor geopolítico?”, preguntó y exclamó: ¡Seamos optimistas!”.