El presidente de China, Xi Jinping, y el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, han acordado aunar esfuerzos entre sus planes de infraestructuras durante la reunión mantenida este miércoles en Brasilia, tras la participación del mandatario chino en la cumbre del G20.
«Estableceremos sinergias entre las estrategias de desarrollo de Brasil, como la Nueva Industria Brasil (NIB), el Programa de Aceleración del Crecimiento, el Programa de Rutas de Integración Sudamericana y el Plan de Transformación Ecológica, y la Iniciativa Cinturón y Ruta», ha explicado Lula tras recibir a Xi en visita de Estado.
Aunque Brasil no se ha adherido formalmente a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, Xi utilizó las mismas palabras para describir la asociación. El objetivo, según ha señalado, es «establecer sinergias» entre el pacto de inversión firmado por Pekín y la estrategia de crecimiento de Brasil.
El acercamiento de Brasil a Pekín subraya el continuo alejamiento de Estados Unidos en su intento de ascender en la cadena de valor y desarrollarse económicamente. Lula pretende transformar su economía, basada en las materias primas, con inversiones chinas, con la esperanza de aprovechar la iniciativa de infraestructuras Belt and Road, firmada por Xi, sin adherirse formalmente a ella.
El estrechamiento de los lazos entre los dos países Brics ha suscitado preocupación en la administración Biden, que ha advertido a Brasil contra una mayor implicación con China. El mes pasado, la Representante de Comercio de EE.UU., Katherine Tai, advirtió a Brasil de los riesgos de unirse a la BRI.
Dado que el presidente electo Donald Trump ha pedido que se impongan aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas, su administración amenaza con ser aún más agresiva a la hora de enfrentarse a los aliados dispuestos a romper filas frente a Pekín.