Panamá enfrenta un desafío económico tras rebaja de calificación soberana por S&P

Panamá ha recibido un golpe a su estabilidad financiera con la reciente rebaja de su calificación soberana por parte de S&P Global Ratings. La agencia calificadora redujo las calificaciones de largo plazo del país de ‘BBB’ a ‘BBB-‘ y las de corto plazo de ‘A-2’ a ‘A-3’, argumentando una mayor carga de intereses sobre su deuda soberana y una falta de flexibilidad fiscal y monetaria. Aunque la perspectiva se mantiene estable, esta decisión refleja riesgos significativos para la economía, la política y la vida cotidiana de los panameños.

El significado de la rebaja

La calificación soberana es una evaluación de la capacidad de un país para cumplir con sus obligaciones de deuda. Al reducir la calificación de Panamá, S&P advierte sobre un aumento en los riesgos financieros del país. Según el informe, la carga de intereses ha crecido hasta representar el 19% de los ingresos del gobierno, lo que limita los recursos disponibles para otras prioridades económicas y sociales. Además, el reconocimiento de pasivos extrapresupuestarios y la falta de medidas efectivas para aumentar los ingresos fiscales contribuyeron a la decisión.

Aunque la calificación se mantiene dentro del grado de inversión, el cambio significa que el país ahora está en el nivel más bajo de esta categoría. Esto podría aumentar los costos de financiamiento externo y reducir el interés de los inversionistas internacionales en Panamá.

Impacto en la economía

La economía panameña ha sido una de las más dinámicas de la región, con un crecimiento sostenido gracias al comercio internacional, la actividad del Canal de Panamá y un sector financiero robusto. Sin embargo, esta rebaja podría afectar negativamente varios aspectos:

  1. Aumento del costo de financiamiento: Panamá dependerá de préstamos más caros para cubrir su déficit fiscal y financiar proyectos de infraestructura. Esto podría traducirse en un menor gasto público en áreas clave como educación, salud y obras públicas.
  2. Reducción de la confianza en los mercados internacionales: Los inversionistas extranjeros podrían percibir a Panamá como un destino más riesgoso, disminuyendo la inversión directa y afectando el crecimiento económico.
  3. Perspectivas del crecimiento: Aunque se proyecta un crecimiento promedio del PIB del 4.1% entre 2025 y 2027, la rebaja podría desacelerar este ritmo al limitar la capacidad del gobierno para financiar políticas de estímulo o atraer capital extranjero.
  4. El Canal de Panamá bajo presión: Aunque se espera que los ingresos del Canal representen más del 16% de los ingresos gubernamentales entre 2025 y 2027, factores externos como el cambio climático y las tensiones geopolíticas pueden reducir su rendimiento.

Implicaciones políticas

En el ámbito político, la rebaja genera un desafío importante para la administración de José Raúl Mulino, quien asumió la presidencia en julio de 2024. Su gobierno se enfrenta a la tarea de implementar medidas fiscales para estabilizar la deuda mientras lidia con una oposición en el Congreso que dificulta la aprobación de reformas clave.

Una de estas medidas es la reforma del sistema de pensiones, que busca aumentar las contribuciones patronales, la edad de jubilación y fortalecer la pensión básica universal. Aunque estas medidas son necesarias para garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo, podrían encontrar resistencia social y política, dado el impacto directo en la población.

Además, el cierre de Minera Panamá en 2023 y el posible arbitraje internacional que podría costar al gobierno hasta el 20% del PIB representa un riesgo financiero adicional que complica el panorama político y económico.

Impacto en la vida cotidiana

La rebaja de la calificación soberana no es un tema que afecte únicamente a las altas esferas del gobierno o a los mercados financieros internacionales. Tiene repercusiones directas en la vida de los panameños, entre ellas:

  1. Aumento de impuestos y reducción de servicios públicos: Para reducir el déficit fiscal, el gobierno podría verse obligado a implementar nuevas medidas tributarias o recortar el gasto público. Esto afectaría directamente los bolsillos de los ciudadanos y la calidad de los servicios básicos.
  2. Menor generación de empleo: Si la inversión extranjera disminuye y el gobierno reduce su gasto, sectores clave como la construcción, el comercio y los servicios podrían registrar una desaceleración, afectando la creación de empleo.
  3. Mayor costo de vida: Aunque la inflación se ha mantenido baja, el aumento del costo del financiamiento y las posibles medidas fiscales podrían encarecer bienes y servicios esenciales.
  4. Confianza ciudadana en la economía: La percepción de inestabilidad económica podría desmotivar el consumo y la inversión privada, generando un efecto dominó en el crecimiento económico.

Perspectivas y oportunidades

A pesar de los desafíos, la perspectiva estable señalada por S&P indica que el país tiene oportunidades para superar esta crisis si implementa reformas estructurales efectivas. Las fortalezas de Panamá incluyen:

  • Un sector financiero robusto: Los bancos panameños mantienen altos niveles de liquidez, lo que mitiga riesgos en el corto plazo.
  • Una economía diversificada: La ubicación estratégica del país y su dependencia de actividades como el comercio y los servicios lo posicionan favorablemente en comparación con sus pares.
  • Estabilidad democrática: Aunque enfrenta desafíos, la democracia panameña y su capacidad para implementar políticas previsibles fortalecen la confianza de los inversionistas.

El gobierno deberá centrarse en mejorar la recaudación fiscal, reducir la evasión de impuestos y priorizar proyectos de alto impacto económico. La aprobación de la reforma de pensiones será clave para estabilizar las finanzas públicas y enviar una señal positiva a los mercados internacionales.

La rebaja de la calificación soberana de Panamá es un llamado de atención sobre la necesidad de un manejo fiscal más eficiente y sostenible. Si bien plantea riesgos significativos para la economía   , también ofrece una oportunidad para que el gobierno implemente las reformas necesarias que garanticen un crecimiento estable y equitativo en el futuro. El reto ahora es equilibrar estas medidas con la protección del bienestar de la población y la estabilidad política del país.

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