por ARISTIDES UREÑA RAMOS
Una mañana, el dedo de mi padre se movía sobre una antigua fotografía, indicando aquí y allá, las figuras y cada objeto en ella contenida. Sus gestos eran acompañados de apagados comentarios. Entonces, gentilmente interrumpe un señor que me parecía fantástico, pues parecía salido por alguna suerte de magia de un antiguo baúl. Se trataba del propietario del viejo caserón de madera donde nos encontrábamos, del lugar en la gran foto colgada en la sala, lugar donde ocurrieron estos hechos. El sitio se ubicaba detrás de Iglesia de San Atanasio de La Villa de Los Santos, en la segunda mitad de los años 60.
Esa mañana, Don Villalaz dijo que eran dos las fotos que inmortalizaron el Bautismo de la bandera ese 20 de diciembre del 1903, que, además fue uno de los regalos que Belisario Porras mandó a imprimir al ilustre fotógrafo Carlos Endara para celebrar ese glorioso día y que, aquella era una copia original; por eso estaba colocada en un puesto privilegiado en el centro de su casa.
Esa mañana me sentí atraído por todo ese fervor patriótico que siempre llevaba mi padre, junto a sus amistades. Es bajo esas premisas que me apresuro a trasmitirle lo enriquecedor de aquel diálogo y las observaciones a esa maravillosa foto histórica.
El bautizo de la bandera. 20 de diciembre 1903. Foto Carlos Endara Andrade (1865-1954)
La fotografía describe el momento cuando fue bautizado nuestro emblema patrio, en aquel entonces Plaza de Armas y actual Plaza de Francia en las Bóvedas.
Recordándonos a póstumo que la Asamblea Constituyente, mediante Ley 64 de 1904, adopta de forma provisional la Bandera. No obstante, la adopción definitiva aconteció a través de la Ley 4 de 1925, generada en la Asamblea Nacional, y se ratificó su adopción por Ley 28 de marzo de 1941.
LA AUSENCIA EN ANTAÑO.
¿Observó esta curiosidad? Que al centro de la escena se encuentra una silla vacía, surgiendo de inmediato la pregunta de ¿por qué una silla vacía?
En la casa de mi bisabuelo Ignacio de Loyola Valdés, en Santiago de Veraguas, prócer de la independencia, colgada en la sala había una vieja foto que siempre captaba mi atención, ya que era costumbre entrar en las casas de viejos patriarcas y encontrar colgadas fotografías de la familia con todos sus familiares.
Familia de Ignacio de Loyola Valdés
Pues en esa foto había una curiosidad: una silla vacía, sin una persona sentada. Al buscar información, se me dijo que era el puesto de mi Tía Trinidad que para ese momento estaba ausente.
Entonces ¿Quién faltaba en la foto del bautizo de la bandera?
Pues, nuestro primer presidente Manuel Amador Guerrero se encontraba (al parecer) fuera del país. Por eso el protocolo de respeto hacia el mandatario honraba su presencia con el lugar correspondiente, al centro de la celebración con una silla vacía, costumbre de antaño que ha ido poco a poco en desuso.
LOS PARTICIPANTES
Una vez, se logró la confección de la Bandera Nacional y su aceptación, el día 20 de diciembre de 1903, se dio de modo formal el bautizo de este emblema patrio. Numerosos fueron los participantes y padrinos distinguidos por el Dr. Gerardo Ortega con doña Lastenia de Lewis y don José Agustín Arango con doña Manuelita M. de Arosemena. Para la bendición le tocó la distinción al Rev. Fray Bernardino de la Concepción García.
LA REALIDAD REGISTRADA POR LA CÁMARA FOTOGRÁFICA.
A decir verdad, siempre me ha impactado esta fotografía, debido a que una celebración tan importante como la presentación del emblema que nos representará al mundo entero, suponemos sería algo de magnitud gloriosa. En cambio, nos encontramos con que no es así, que la bandera, que para nosotros resulta al revés, muy pequeña y hasta difícil de apreciar,, tal vez es porque tenía otros objetivos prioritarios que remarcaran la unión de todos los panameños.
Pero este es uno de los profundos dilemas que dan valor a esta fotografía, ya que retrata más allá de cualquier retórica, un momento histórico en su cruda realidad. No olvidemos que era una bandera provisional, como nos aclara la Ley 64 del 1903.
EL ARTE: MISTIFICADORES DE LA HISTORIA.
Lo curioso de todo este devenir histórico, es la gran tarea que ejercen los artistas para dar valor a nuestra Nación, pues no se abandona esa común distracción por dejar de enaltecer nuestra historia para cumplir con la necesidad de elevar en el pedestal más alto de nuestro sentir patriótico, a nuestros héroes y nuestros símbolos.
Aparecer pintores como Humberto Ivaldi, Juan Manuel Cedeño, Rubén Villalaz, que interpretan ese momento histórico del bautizo de la bandera con una creatividad vigorosa e imaginación increíble.
Así es que, Humberto Ivaldi con su “Bautizo de la bandera” del 1938, donde la bandera de Panamá cubre gran parte de la superficie central de la tela, pintura bañada de los conocimientos adquiridos (por Ivaldi) en La académica de San Fernando de Madrid, donde todo el sol ocre del mediterráneo sostiene la nota cromática de esta tela. Escena enaltecedora del bautismo de nuestra enseña nacional.
HUMBERTO IVALDI (1909- 1947)
“Bautizo de la bandera”
Óleo sobre tela del 1938
En cambio, Juan Manuel Cedeño nos regala su BAUTIZO DE LA BANDERA del 1943, donde Cedeño da su interpretación de aquello que no fue el 20 de diciembre del 1903, con un amor patriótico único hacia nuestra insigne patria, escribiendo dentro de la historia de la pintura panameña un pasaje glorioso para enaltecer aquellos corazones que se sienten orgullosos de su pertenencia a este grande terruño istmeño.
Cabe recomendar se preste atención a estas dos telas (Ivaldi y Cedeño) hasta aquí presentadas. Observe la manera en que fueron presentados los monaguillos, que cumplen acciones distintas entre ellos, pero que evidencian la dulzura de la representación.
Juan Manuel Cedeño (1914-1997)
“BAUTIZO DE LA BANDERA”
óleo sobre tela del 1943
Entonces aparece Rubén Villalaz con su Bautizo de la bandera, también de 1943. Para el entendedor, es sacado del documento escrito que relata ese momentos del 20 de diciembre de 1903; pues la investigación de Villalaz es más cónsona a la arquitectura que hacían de fondo a este evento (la referencia a la fotografía original).
La tela marca con coraje una bandera enorme al centro de la obra que captura al observador hacia un glorioso bautizo.
Rubén Villalaz (1897-1994)
“Bautizo de la bandera” 1943.
Óleo sobre tela
Panamá es un país colocado en el centro del mundo y es el corazón del universo, ello es cierto, para aquellos que creemos que nuestra historia ha sido construida por personas de corazones nobles, volcados al crecimiento colectivo y al sudor de tantas silenciosas personas. Eso caracteriza al panameño. Nuestro mayor crédito (como panameños) es ser creativo.
Nos caracteriza el corregir nuestras distracciones y sanar con diligente atención nuestro presente, por eso contamos con miles de estas historias que podemos narrar en nuestro mañana, con la creatividad de las mejores inteligencias con las que cuenta nuestro país.
NADIE AMA LO QUE NO CONOCE.
Es mi sueño que esta fotografía junto a las tres telas, sean presentadas en un lugar prestigioso para conmemorar y educar a nuestros hijos al conocimiento de nuestro ilustre pasado PORQUE NADIE VA A AMAR LO QUE NO CONOCE… así de simple.
¡Buenas fiestas Patrias!
ARISTIDES UREÑA RAMOS
4 noviembre 2024.