En estos días se habla mucho del Parlacen y no es una, sino muchas personas que desean que Panamá salga de ese organismo. Pero la idea de esa institución nació para emular el parlamento europeo. Su misión es «ejercer un liderazgo eficaz orientado al fortalecimiento de la democracia representativa, la coordinación interinstitucional en el proceso de integración y la búsqueda permanente del desarrollo sostenible, en una sociedad moderna, justa y solidaria, donde se garantice la paz y el respeto de los derechos humanos». Sin embargo, el Parlacen es una idea frustrada. No ha logrado esa integración centroamericana, no ha promovido el desarrollo sostenible y mucho menos ejerce un liderazgo eficaz. Al contrario, la sociedad siente que el organismo es un refugio para corruptos. Lo que necesitamos no es cerrarlo, sino enrumbarlo a su verdadera misión y en eso deben trabajar todos sus países miembros. Seguir como está, es seguir despilfarrando millones de dólares y seguir frustrando a la sociedad. ¡Así de simple!

Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo