Las oficiales, las independientes y la oportunidad de transformar con la música. 

Orlando Acosta Patiño. Octubre 2024.

Foto de Sendy Vega. Cedido por el Canal de Panamá

Noviembre llega otra vez con las manifestaciones populares que hacen honor a las fiestas patrias. Como todos los años el ambiente se calienta con los acordes de las bandas de música y las independientes. Los desfiles marciales y otros menos marciales se toman los espacios urbanos para celebrar los 121 años de vida republicana -aunque algunos argumentamos que fuimos República en 1821 cuando adquirimos el carácter ciudadano, pero eso es harina de otro costal- y no reflexión de esta primera entrega.

       En la obra titulada: Panamá́ 1942: Tiempo de guerra y emociones de la profesora e investigadora de historia, Patricia Pizzurno Gelós podemos encontrar interesantes referencias de la militarización de la sociedad panameña durante la segunda guerra mundial y de allí el origen de la bandas y batallones de guerra y su inserción en el ámbito escolar.   Son parte de nuestra escena de noviembre y su evolución van de lo tradicional a las más diversas composiciones musicales. Noviembre sorprende la escena del mes de la patria con estas expresiones únicas y locales.

     Todo colegio oficial y particular a lo ancho y largo de este país, se expresa durante el mes de noviembre tomándose el espacio público. Plazas, calles y avenidas son ocupadas por el “toque de bandas».  El asunto es tomado tan en serio que previo al mes de la patria, en la avenida Perú, en el barrio de La Exposición, y convocado por la Lotería Nacional, las bandas exponen el talento musical con el cual honrarán los próximos desfiles patrios.  Este año el galardón lo alzó la banda de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, seguido por Centro Educativo Bilingüe La Primavera y el tercer lugar la banda de la Escuela Secundaria Ángel María Herrera.  Hubo cuarto, quinto y sexto lugar ocupados por la banda del Instituto América, el Episcopal San José y el Félix Olivares.  Los chiricanos no se quedaron atrás.

        La escena irrumpe con otra propuesta «menos oficiales», donde la independiente tiene otra manera de honrar a la patria.  Existen más de 30 bandas independientes en Panamá. Destaca la Banda Internacional El Hogar con más de 70 años de fundación y con más de 28,000 seguidores en redes sociales y en la cual vimos recientemente a la alcaldesa de San Miguelito Irma Hernández, raspando la churuca en un reel de Instagram. La banda El Hogar se posiciona como entre las más grandes e importantes entre las independientes con presencia internacional en ciudades como Nueva York y California.  Destacan El Búho de Oro, la   Centenario y Apocalipsis de Colón, entre el universo de ellas. Todas ellas acaparan la escena pública y popular con eruptivos ritmos populares entre lo marcial y la popular, para hacer que quienes los veamos y escuchemos por las calles, inevitablemente movamos alguna parte del esqueleto recordando una composición de salsa, merengue o calipso, combinada con el marcado ritmo militar.  Son absolutamente una manifestación única y a juicio nuestra, de creatividad explosiva y que ha tenido, incluso, audiencias internacionales. 

      Las independientes tienen múltiples encuentros en el distrito capital. En el populoso corregimiento de Mateo Iturralde en San Miguelito, nombre que alude a la olvidada y célebre frase del mulato santanero del mismo nombre que dijo:  «Yo no vendo a mi patria» . La más de dos docenas de ellas fueron convocadas para el domingo 06 de octubre, desde las 12.P.M. para celebrar el 52 aniversario de fundación del corregimiento.  En redes sociales encuentras la referencia para la conmemoración de los corregimientos más populares de la región metropolitana con el reconocimiento y la participación de estas bandas independientes. 

       El Ministerio de Educación y la Federación Nacional de Bandas Independientes de Panamá ha confirmado la participación de más de 30 de ellas organizadas en todo el país en las celebraciones del mes de noviembre. Estas agrupaciones están estructuradas en tres zonas: Panamá Centro, San Miguelito, Colón y el área Oeste, y la zona del interior de la República.  Cada banda independiente tiene al menos 500 integrantes entre músicos y batallones femeninos que articulan entre tambores, metales, liras y churucas un espectáculo vibrante y lleno de ritmo y color. Lo independiente está integrado por jóvenes y adultos, hombres y mujeres, tiene presencia territorial y aceptación popular.

       Agrupan en el interés de la gente que encuentran en el espacio de estas bandas pertenencia a un grupo en el cual se identifican.  La música como toda expresión artística tiene una sólida referencia creativa, demostrado por los especialistas y neurocientistas con un potencial enorme de enfrentar patologías psicológicas, aumentar los procesos cognitivos y me extendería más allá, como un recurso para reducir la violencia y patologías asociadas a las grandes aglomeraciones urbanas. La música como herramienta social producen en las personas una modificación de su conducta: guardar silencio, ponerse de pie, bailar y cantar. Esto genera una sensación compartida de orgullo, unión, respeto y cohesión.

      Promover, apoyar la música mediante las bandas independientes podría ser una estrategia para reducir la delincuencia y detonar profundos procesos de cambios sociales en los populosos barrios de Panamá, Colón, Santiago, Azuero y Chiriquí.  Mi propuesta iría más lejos al pensar que esta expresión de las bandas independientes podría rescatar el agonizante carnaval de calle, posicionando este elemento como un eje central de la fiesta. 

Habría que atreverse a quitar lo marcial e incluir pluma y lentejuelas podría catapultar la agonizante fiestas carnestoléndica en una fantasía de fuerza, vida y color.    Reconocer la fuerza popular y transformadora de la música, integrando a las juventudes a procesos creativos y darles la posibilidad de mediante economías creativas la posibilidad de participar en revivir la fiesta en decadencia.  Estoy seguro de que ello sería más efectivo que coartar las energías de los jóvenes mediante represivos toques de queda. 

     Finalmente, el mes de noviembre abre con posibilidad de cambio social a partir de la música.  Demos espacio a lo popular para otorgar a los jóvenes el derecho ciudadano de habitar, construir y crear en las calles de nuestra querida Panamá otra sociedad al compás de sus acordes musicales.

¡Feliz mes de noviembre!

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