Texto: Liz Lasso
Cuando me invitaron a escribir para este nuevo espacio, me enfrenté a la oportunidad de abordar una inquietud que llevaba tiempo conmigo: hay muy pocos, si es que hay alguno, lugares para escribir sobre lo que está ocurriendo en el contexto artístico local. Lo que ha persistido es una resistencia al análisis, la crítica y la discusión abierta, respetuosa y retroactiva. Sin embargo, en los últimos cuatro años he observado un despertar que se ha mostrado como un impulso necesario para el desarrollo del pensamiento creativo y un fortalecimiento de las estructuras que sostienen el contexto.
A pesar de las tensiones que aún prevalecen en la escena, los artistas jóvenes han demostrado una disposición innata hacia el trabajo colectivo, mostrando su arte con una notable vulnerabilidad. En este sentido, Denisha Saphaina Balter es un claro ejemplo de cómo el arte se convierte en un medio para explorar tanto lo personal como lo colectivo, mostrando esa fuerza compleja entre lo gentil y visceral que se vierte sobre las propuestas artísticas actuales.
Conocí a Denisha como una artista jóven, interesada en los efectos del imperialismo que modificó el imaginario de Colón y que de manera empírica comenzaba a experimentar con medios visuales, utilizando pintura, dibujo y grabado para crear ficciones utópicas personales; en su imaginario ella podía pintarse el pelo de azul, amarse a ella misma y burlarse de la realidad, disparando observaciones en torno a la frustración, los juegos de poder y los delirios de soñar en la actualidad. Durante este tiempo utilizó el pseudónimo Slatkoe, que le permitió iniciar esa experimentación artística de forma libre y enfrentarse a sus preocupaciones personales desde una impulsiva agresión.
Su última propuesta bajo el nombre de Slatkoe es MIXTAPE #1, un proyecto sonoro que desarrolló a lo largo de tres meses, donde componía todos los días utilizando solo una computadora y una guitarra. Este trabajo se caracteriza por una necesidad catártica de autodeterminación, y fusiona sonidos acústicos y electrónicos en una mezcla disonante pero intencionalmente experimental.
«Mi cuerpo es una ventana entre el saber y el delirio / No estoy en ninguna parte / Ni en una foto, ni en un beso / Puede ser un escondite / Puede ser una huida / Aquí el significado lo creas tú», escribe Denisha en “whisper” una de las canciones del proyecto.
La vulnerabilidad de exponer el propio trabajo es central en MIXTAPE #1. La relación con el público, como menciona Denisha, es una paradoja constante: «Es el vacío y a la vez la felicidad de sentir incomprensión. Porque sientes la seguridad de que nadie nunca va a entrar a dañar tu interior, pero al mismo tiempo sientes una inquietud y necesidad de intentar que alguien entre, porque sabes que dejarte dañar por alguien puede ser mejor que nunca haber sentido nada y por ende no existir.» Las complejidades de estas dinámicas se manifiestan en otras canciones del proyecto, como «fantasma», «la histeria colectiva» y «si ya quieres irte».
Este es el último trabajo que Denisha lanzará bajo el nombre de Slatkoe, el cual concluyó con una presentación en la pasada Feria Internacional del Libro de Panamá 2024. Próximamente se enfocará en su nueva exploración musical, con un proyecto titulado 13.
Denisha refleja una nueva sensibilidad dentro de la escena artística local. En un contexto donde la cercanía y el entendimiento mutuo entre artistas son escasos, su obra sugiere una llamada a la introspección colectiva, algo que también me gustaría promover por medio de este gesto escrito: más cercanía entre los diferentes agentes del contexto.
«Amor propio», hoja blanca para ‘sketching’, tamaño A3 (42 cm x 29,7 cm), técnica mixta (‘sketching’ y óleo al pastel).