James Earl Jones y la icónica voz que trascendió generaciones

Su gran oportunidad llegó en 1960 cuando se unió al Festival de Shakespeare de Nueva York de Joseph Papp.

James Earl Jones, el actor cuya voz profunda y resonante dio vida a algunos de los personajes más icónicos del cine y el teatro, falleció este lunes 9 de septiembre de 2024. Tenía 93 años. La noticia fue confirmada por sus representantes de Independent Artist Group, marcando el final de una era en la industria del entretenimiento.

Nacido el 17 de enero de 1931 en Arkabutla, Mississippi, la vida de Jones estuvo marcada por desafíos desde el principio. Abandonado por sus padres a una edad temprana, fue criado por sus abuelos en una granja de Michigan. Esta infancia turbulenta, combinada con el racismo imperante de la época y una severa tartamudez, podría haber truncado las aspiraciones de muchos. Sin embargo, para Jones, estos obstáculos se convirtieron en el crisol que forjó su increíble talento.

«Me crié con una abuela muy racista, que era mitad cherokee, mitad choctaw y negra», reveló Jones en una entrevista con la BBC en 2011. «Era la persona más racista e intolerante que he conocido». Esta experiencia, lejos de endurecerlo, le proporcionó una perspectiva única que más tarde infundiría en sus actuaciones.

El silencio que dio paso a una voz poderosa

La tartamudez de Jones era tan severa que, a los 8 años, optó por el silencio total, comunicándose únicamente a través de notas escritas. Este período de mutismo voluntario duró varios años, una experiencia que Jones más tarde describiría como fundamental para su desarrollo como actor.

«No importa la edad del personaje que interpreto», dijo Jones a Newsweek en 1968, «aunque interprete a Lear, esos recuerdos profundos de la infancia, esas furias, saldrán a la luz. Lo entiendo».

La transformación comenzó en la escuela secundaria, gracias a un profesor de inglés llamado Donald Crouch. Reconociendo el talento de Jones para la poesía, Crouch lo animó a escribir y, gradualmente, a leer sus creaciones frente a la clase. Este ejercicio diario no solo ayudó a Jones a superar su tartamudez, sino que también sembró las semillas de su futura carrera en la actuación.

«Creo que el simple hecho de descubrir la alegría de comunicarse fue lo que me preparó para ello», le dijo al New York Times en 1974. «En un sentido muy personal, una vez que descubrí que podía volver a comunicarme verbalmente, se convirtió en algo muy importante para mí, como recuperar el tiempo perdido, recuperar los años en los que no hablé».

De la universidad a los escenarios de Broadway

Jones ingresó a la Universidad de Michigan con una beca, inicialmente con la intención de estudiar medicina. Sin embargo, su pasión por el teatro pronto tomó el control. Se unió a un grupo de teatro universitario y finalmente cambió su especialización, graduándose con un título en teatro en 1955.

Tras un breve período en el ejército, donde alcanzó el rango de primer teniente, Jones se mudó a Nueva York en 1955, determinado a triunfar como actor. Los primeros años fueron duros, viviendo en apartamentos baratos y aceptando trabajos ocasionales mientras estudiaba en el American Theater Wing y en el Actors Studio de Lee Strasberg.

Su gran oportunidad llegó en 1960 cuando se unió al Festival de Shakespeare de Nueva York de Joseph Papp. Durante varios años, Jones interpretó papeles principales en obras como «Enrique V», «Romeo y Julieta», «Ricardo III» y «El sueño de una noche de verano». Esta experiencia no solo pulió sus habilidades como actor, sino que también lo estableció como una fuerza a tener en cuenta en el teatro de Nueva York.

Éxitos en Broadway y Hollywood

El verdadero estrellato de Jones llegó en 1968 con su papel en «The Great White Hope» en Broadway, una actuación que le valió su primer premio Tony. Repitió el papel en la adaptación cinematográfica de 1970, por la cual fue nominado al Oscar, convirtiéndose en uno de los primeros actores afroamericanos en recibir tal honor.

A lo largo de las décadas siguientes, Jones alternó entre el teatro y el cine con igual éxito. En Broadway, sus actuaciones en obras como «Fences» de August Wilson le valieron elogios de la crítica y un segundo Tony. En la pantalla grande, cautivó al público en películas como «Field of Dreams» (1989), donde interpretó al escritor recluso Terence Mann, y «Coming to America» (1988), donde dio vida al rey Jaffe Joffer.

La voz de una galaxia muy, muy lejana

Sin embargo, es por su trabajo de voz por lo que Jones es más universalmente reconocido. En 1977, prestó su voz al villano Darth Vader en Star Wars, trabajo que repetiría en las secuelas y que se convertiría en uno de los más icónicos de la historia del cine.

Curiosamente, Jones inicialmente consideró el papel de Vader como un simple trabajo de efectos especiales y aceptó un pago de solo 9,000 dólares por la primera película. Incluso optó por no aparecer en los créditos de las dos primeras películas de la trilogía original. Sin embargo, con el tiempo, Jones llegó a apreciar el impacto cultural de su interpretación.

«Me encanta ser parte de todo ese mito, de todo ese culto», dijo Jones en una entrevista.

Más allá de Vader

La voz de Jones también dio vida a otros personajes queridos, como Mufasa en «El Rey León» de Disney (1994), un papel que repitió en la versión de 2019. Además, su voz se convirtió en la firma de CNN con su lema «This is CNN».

Su versatilidad y talento le valieron numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera. Jones es uno de los pocos artistas que ha logrado el codiciado estatus EGOT, habiendo ganado Emmy (dos Primetime y un Daytime), un Grammy (por palabra hablada en 1977), un Oscar honorífico (en 2011) y tres premios Tony.

Legado duradero

El impacto de Jones en la industria del entretenimiento es innegable. En 2022, el Teatro Cort de Broadway, con 110 años de historia, fue rebautizado como Teatro James Earl Jones en su honor, un testimonio de su influencia duradera en el mundo del teatro.

Su fallecimiento ha provocado una oleada de homenajes de colegas y fans por igual. Mark Hamill, quien interpretó a Luke Skywalker en Star Wars, rindió un emotivo tributo en redes sociales con un simple pero conmovedor «RIP papá», acompañado de un emoji de corazón roto.

James Earl Jones deja un legado que trasciende generaciones y medios. Su voz, su presencia y su talento seguirán resonando en la memoria de fans y colegas por muchos años. Como él mismo dijo una vez, refiriéndose a su voz como Darth Vader pero aplicable a toda su carrera: «Me encanta ser parte de todo ese mito, de todo ese culto».

La industria del entretenimiento ha perdido a uno de sus gigantes, pero su influencia perdurará. James Earl Jones demostró que, con perseverancia, talento y una voz poderosa, es posible superar cualquier obstáculo y dejar una marca indeleble en el mundo. Su vida y carrera servirán de inspiración para futuras generaciones de actores y artistas, recordándonos el poder transformador del arte y la importancia de encontrar nuestra propia voz, sin importar los desafíos que enfrentemos.

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