La Asamblea Nacional de Panamá ha comenzado con el pie izquierdo al elegir a los miembros de la nueva Junta Directiva, ignorando las aspiraciones de renovación que la ciudadanía ha expresado claramente. En lugar de aprovechar esta oportunidad para un cambio significativo, se ha impuesto el tradicional matraqueo político, priorizando los intereses individuales y partidistas sobre los del pueblo.
A pesar de este inicio decepcionante, existen iniciativas que buscan reformar el Reglamento Interno de la Asamblea, promoviendo transparencia y responsabilidad. Los diputados de Moca, Vamos y el panameñista José Luis Varela han presentado anteproyectos de ley que pretenden eliminar beneficios excesivos y establecer un parlamento más abierto. Entre las propuestas se encuentran la eliminación del voto secreto, la obligatoriedad de debates abiertos, la prohibición de sesiones privadas en comisiones, y sanciones para los diputados que no cumplan con su asistencia.
Estas reformas buscan frenar prácticas opacas y corruptas, como las contrataciones directas y las votaciones sin previo aviso. Además, se propone hacer públicas las planillas de la Asamblea y prohibir la contratación de familiares, limitando la reelección de presidentes de comisiones legislativas.
Es crucial que la Asamblea escuche y responda a las demandas ciudadanas, dejando atrás el matraqueo político y trabajando verdaderamente por el bien común. De lo contrario, continuará siendo una institución deplorable que perpetúa la desconfianza y el desencanto entre los panameños.