La confianza de los ciudadanos en sus instituciones y gobernantes es el cimiento sobre el cual se construye una democracia sólida y efectiva. Sin esta confianza, la democracia se tambalea, perdiendo su legitimidad y capacidad para generar cambios positivos en la sociedad.
En Panamá, el reciente llamado al cambio expresado en las urnas refleja un anhelo profundo por una política decente, transparente y centrada en el interés colectivo. La población exige una verdadera separación de poderes y un gobierno que actúe con ética y rinda cuentas.
Para reconstruir esta confianza, es imperativo que los tres Órganos del Estado – Ejecutivo, Legislativo y Judicial – demuestren independencia y colaboración armónica, como lo dicta la Constitución. Los funcionarios electos y designados deben actuar con integridad, respondiendo a las demandas ciudadanas y no a intereses partidistas o particulares.
El fortalecimiento institucional es crucial para restaurar la confianza no solo de los ciudadanos, sino también de los inversionistas. Solo así Panamá podrá avanzar hacia un futuro más justo, equitativo y democrático, donde la confianza ciudadana sea el motor del progreso y el bienestar colectivo.