Más allá del puente

Uno de los cambios más urgentes en la mentalidad de los gobernantes es el abandonar las estrechas fronteras que circunscriben al país al espacio delimitado por el Puente de las Américas, lo que ha alimentado durante decenios el abandono en que se mantienen las poblaciones del interior del país. Esta mentalidad queda al descubierto en dos hechos: los incendios que mantuvieron en vilo al vertedero de Cerro Patacón hace algunos meses, y ahora el que azota el vertedero de Atalaya en la provincia de Veraguas. El primero, tras algunas semanas de negligencia y las insistentes quejas de la población capitalina, finalmente fue atendido y resuelto con ayuda foránea. El segundo, el incendio en el vertedero de Atalaya, que durante poco más de un mes ha envuelto en una densa y tóxica nube de humo a las poblaciones aledañas, se mantiene fuera del radar de atención de las más altas instancias del gobierno saliente. A pesar de los riesgos de salud que ya son evidentes en una parte de la población afectada, continúa la crisis sin que se le brinde la urgencia y la atención de quienes cuentan con la autoridad y los recursos para resolver el problema, tal como se hizo en la capital del país.

Es esencial sacudirnos la indiferencia que perpetúa este ciclo de desatención hacia las regiones fuera del área metropolitana. La salud y el bienestar de toda la población son cruciales para el desarrollo equilibrado del país. Cada región tiene derecho a una atención equitativa y eficaz, y a que los problemas que le afectan sean atendidos y resueltos con la misma celeridad con que se atienden los cualquier otro, sin importar que estén más allá del Puente de las Américas.

Es nuestra responsabilidad colectiva exigir a los líderes que cumplan con su deber de proteger y servir a todos los ciudadanos, sin importar su ubicación geográfica. Actuemos con prontitud para garantizar que las necesidades y problemas del interior del país reciban la misma importancia y solución que en la capital.

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