Julian Assange en libertad tras acuerdo con Estados Unidos

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue liberado el lunes 24 de junio de 2024 de la prisión de alta seguridad de Belmarsh en Londres, donde permaneció recluido durante los últimos 5 años. Su liberación marca el final de una prolongada batalla legal que se extendió por más de una década y que lo mantuvo en el centro de controversias internacionales sobre libertad de prensa y seguridad nacional.

«Julian Assange está libre. Abandonó la prisión de máxima seguridad de Belmarsh en la mañana del 24 de junio, tras haber pasado allí 1.901 días», anunció WikiLeaks en un comunicado publicado en la red social X. La organización añadió que Assange fue «puesto en libertad en el aeropuerto de Stansted por la tarde, donde embarcó en un avión y ha partido de Reino Unido».

Los términos del acuerdo

Según documentos judiciales revelados, Assange llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos para declararse culpable de un único cargo de conspiración para obtener y revelar ilegalmente información clasificada relacionada con la defensa nacional. Como parte del acuerdo, Assange aceptará una sentencia de 62 meses de prisión, equivalente al tiempo que ya cumplió en Reino Unido.

El australiano de 52 años comparecerá ante un tribunal en Saipán, capital de las Islas Marianas del Norte, un remoto territorio estadounidense en el Pacífico. La jueza Ramona Villagómez Manglona se ha hecho cargo del caso. Se espera que, tras la audiencia, programada para el miércoles 26 de junio a las 9:00 de la mañana hora local, Assange pueda regresar a Australia como hombre libre.

Detalles de su detención

Durante su tiempo en Belmarsh, Assange estuvo confinado en una celda durante 23 horas al día, comiendo solo en una bandeja y rodeado de 232 libros. Y únicamente salía una hora diaria al patio de la prisión para hacer ejercicio. Cuando se le preguntó sobre su palidez, Assange bromeó: «Lo llaman palidez de prisión».

Fin de la amenaza de extradición

Este acuerdo pone fin a los esfuerzos de Estados Unidos por extraditar a Assange desde Reino Unido, un proceso que se prolongó por años. Originalmente, Assange enfrentaba 18 cargos que podrían haberle significado hasta 170 años de prisión si era condenado en suelo estadounidense.

La acusación se centraba en la publicación por parte de WikiLeaks en 2010 de cientos de miles de documentos militares y diplomáticos filtrados por la analista de inteligencia Chelsea Manning. El gobierno de EE.UU. argumentaba que estas revelaciones pusieron en peligro vidas y la seguridad nacional.

Reacciones y controversias

La liberación de Assange ha generado reacciones encontradas. Sus partidarios celebran lo que consideran una victoria para la libertad de prensa, mientras que sus críticos mantienen que sus acciones pusieron en riesgo operaciones de inteligencia y vidas humanas.

David Greene, director de la Electronic Frontier Foundation, una organización enfocada en temas de la Primera Enmienda, expresó preocupación: «Estados Unidos ha obtenido ahora, por primera vez en los más de 100 años de historia de la Ley de Espionaje, una condena en virtud de esa ley por actos periodísticos básicos».

Stella Assange, esposa de Julian, agradeció en X a los seguidores «que se han movilizado durante años y años para que esto se haga realidad».

Una década de controversias

El caso Assange ha estado en el centro de debates sobre libertad de prensa, transparencia gubernamental y seguridad nacional desde 2010, cuando WikiLeaks publicó documentos clasificados sobre las guerras en Irak y Afganistán.

En 2012, Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres para evitar su extradición a Suecia, donde enfrentaba acusaciones de delitos sexuales que luego fueron retiradas. Permaneció allí durante siete años, hasta que en abril de 2019 el gobierno ecuatoriano le retiró el asilo y fue arrestado por la policía británica.

Implicaciones para el periodismo

El caso Assange ha planteado interrogantes sobre los límites del periodismo y la publicación de información clasificada. Mientras sus defensores argumentan que sus acciones estaban protegidas por la libertad de prensa, los fiscales estadounidenses sostuvieron que su conducta iba más allá del periodismo tradicional.

En 2021, una coalición de grupos de libertades civiles y derechos humanos instó a la administración Biden a abandonar sus esfuerzos por extraditarlo y procesarlo, calificando el caso como «una grave amenaza» a la libertad de prensa.

Papel de la diplomacia

La resolución del caso también ha tenido un componente diplomático. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció en abril pasado que se planteaba aceptar una petición de Australia para poner fin al proceso legal contra Assange. En febrero, Anthony Albanese, primer ministro de Australia, respaldó en la Cámara Baja de su país una moción que reclamaba el regreso de Assange.

Perspectivas futuras

Con su inminente regreso a Australia, se abre un nuevo capítulo en la vida de Julian Assange. Queda por ver cómo este polémico personaje se reintegrará a la sociedad después de más de una década de aislamiento y batallas legales.

WikiLeaks atribuye el desenlace final a una campaña mundial que abarcó a organizadores de base, defensores de la libertad de prensa, legisladores y dirigentes de todo el espectro político, hasta llegar a las Naciones Unidas. «Esto creó el espacio para un largo periodo de negociaciones con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que desembocó en un acuerdo que aún no se ha cerrado formalmente», indica la organización.

El caso Assange deja preguntas sin responder sobre el equilibrio entre seguridad nacional y libertad de prensa en la era digital. Su resolución marca un hito importante, pero el debate que generó sobre transparencia, privacidad y el papel del periodismo en la era de las filtraciones masivas continuará resonando en los años venideros. Como concluye WikiLeaks en su comunicado: «La libertad de Julian es nuestra libertad».

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