Hace unas semanas señalé la necesidad de trasladar la capital política de Panamá a la ciudad de Colon para darle viabilidad a cualquier proyecto de rehabilitación de la ciudad.
Sin un paso trascendental como el manifestado no le veo promesa valida alguna a Colón más a resurgir por su propia cuenta. Los colonenses han vivido de los cantos de sirena. Desde 1980 cuando el Dr. Arístides Royo fue presidente vengo oyendo los mismos cantos de sirena. Colón, ciudad abandonada. A Colón hay que rescatarla. Gobiernos vienen y gobiernos van y las condiciones se deterioran cada vez más. Romper el nudo gordiano exige cambios sustanciales a nivel político administrativo y verán como florece de vuelta.
Cuando viajo a Chiriquí y paso cerca de Paso Canoas veo la enorme posibilidad de un polo de desarrollo comercial a sus alrededores. Cruzar la frontera hacia Costa Rica debería ser un asunto expedito con la tecnología hoy existente. Permitir el libre tránsito a los centroamericanos para realizar compras libres de impuestos en la frontera. Crear hoteles, patio para contenedores, centros comerciales, un centro de convenciones, grandes áreas de estacionamiento, parque de diversiones entre otras atraería mucha actividad en ese sector. Inclusive se podría otorgar exenciones a ciudadanos panameños para compras libre de impuestos en esa zona de desarrollo hasta un límite de $2,000.00. La región también podría ser un gran centro logístico para movimiento de mercaderías hacia Centroamérica. Pero esos controles migratorios y aduaneros deben modernizarse. El paso expedito debe ser fluido. No hay razón para la espera, ni las largas filas. Tampoco para tener policías en la carretera acechando el interior de los carros. Hoy existen, cámaras, rayos x, software y toda la tecnología para vigilar la actividad sin necesidad de perturbar a los ciudadanos. A nadie motiva llegar a un sector donde te están deteniendo por un par de zapatos o un súper en la frontera. Entonces, si queremos movimiento comercial debemos ser creativos y promocionar aquellas áreas donde se podrían generar muchos empleos.
La otra realidad de la ciudad de David es la necesidad de un ordenamiento territorial y de una autopista para los vehículos que no desean entrar a la ciudad. El congestionamiento ya resulta insoportable en la vía panamericana. Igualmente, la necesidad de ensanchar algunas vías o buscar vías alternas hacia el centro de la ciudad. Yo admiro a los chiricanos pues en los últimos treinta años se denota mucha actividad comercial y un crecimiento significativo de la ciudad de David y sus alrededores. A diferencia de Colón ubicada en la zona de tránsito, el crecimiento de la provincia es a puro pulmón y sudor de los chiricanos.
En materia turística Chiriquí tiene mucho que ofrecer, pero necesita mayor atención gubernamental. Muchos extranjeros han visto el potencial de la provincia y han empezado a invertir en hoteles, residencias o casas de verano y otras actividades turísticas accesorias. Boquete es un ejemplo de esa oportunidad. Y algo más, sin la ampliación de la vía David-Boquete, otra hubiera sido su suerte.
Ese fue un proyecto del gobierno de Ricardo Martinelli y solo esa obra de infraestructura le cambio la imagen al pueblo y sus alrededores.
La inversión en infraestructura es un factor importante para el desarrollo. Más aún en áreas donde existe un potencial y están al acecho de los extranjeros. Boca Chica, por ejemplo, o Volcán y Rio Sereno.
Mucho por hacer en Chiriquí, pero se requieren dos cosas: Visión y Acción. Sin esas dos es como arar en el mar.