Claroscuros

La muerte de Sebastián Piñera en un trágico accidente pone fin a una era controversial en la política chilena. Su legado es complejo y despierta opiniones encontradas.

Piñera fue el primer presidente de derecha en Chile tras el fin de la dictadura de Pinochet. Demostró que la democracia chilena estaba sólidamente afianzada, al permitir la alternancia en el poder. Sin embargo, su gestión estuvo plagada de claroscuros. Si bien Chile creció económicamente bajo sus mandatos, también se abrieron enormes brechas de desigualdad. Los escándalos por evasión de impuestos y conflictos de interés empañaron su imagen. Y su incapacidad para conectar con los reclamos populares derivó en estallidos sociales que dejaron decenas de muertos. Pese a sus logros en lo económico, Piñera nunca comprendió la frustración de los marginados. Gobernó fríamente, como un gerente que solo mira las cifras macro. Pero ignoró el descontento social que se cocinaba bajo la superficie: ese fue su gran error.

Cuando el descontento estalló, reaccionó con mano dura, desatando una represión brutal. Ese será un capítulo negro en su biografía. Pero al menos tuvo la grandeza de reconocer después la necesidad de una nueva Constitución.

Piñera deja un legado controvertido. Abrió una nueva era democrática, pero gobernó de espaldas al pueblo. Impulsó el crecimiento, pero a costa de enormes brechas. La historia lo recordará con esos contrastes. Sea como fuere, su muerte cierra un capítulo de agitación política en Chile. Corresponde ahora mirar hacia el futuro y retomar el camino de la unidad nacional. El pueblo chileno debe estar por sobre cualquier líder político. Y aún está pendiente la búsqueda de un país más justo e inclusivo.

Comparte esta Noticia