La directora del Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá (Imhpa), Luz Graciela Calzadilla, señaló que el Fenómeno del Niño acentuará su intensidad en nuestro país, durante los meses de febrero y marzo de 2024, por lo que es necesario prepararse para afrontar una «dura y prolongada» estación seca.
Según Calzadilla, «las semanas más críticas van a ser entre febrero y marzo», cuando culmine la celebración de los carnavales. «Hay que ser comedidos, pues el mayor festejo es en el Arco Seco», apuntó, destacando que la Península de Azuero sufrirá duras consecuencias por la situación climática y la falta de lluvias.
La experta enfatizó que si bien se produjeron lluvias durante el mes de diciembre, algunas con fuerte intensidad, esto no significa que el Fenómeno del Niño no tendrá un fuerte impacto en el país.
«Venimos desde el año pasado con un pronóstico de que el evento de El Niño se mantendrá, con una intensidad fuerte y que alcanzó su etapa de maduración en diciembre, en marzo y abril empieza a declinar, pero sus efectos continúan», explicó.
La directora del Imhpa destacó que a raíz del impacto que tendrá en los próximos meses el Fenómeno del Niño en nuestro país, se han venido dando informes y pronósticos a los diferentes sectores, con el sector salud y de agua potable, también con el sector de energía, a fin de que se pueda mantener una operación el grado óptimo, ante la inminente falta de lluvias.
«En febrero y marzo vamos a tener pocas lluvia, las cuales estarán por debajo de lo que normalmente llueve en estos meses, con sensación térmica alta», apuntó Calzadilla.
Sobre la situación en el Lago Bayano y la represa de Fortuna, la funcionaria indicó que gracias a las lluvias que se dieron el pasado mes de diciembre, ambos reportan buenos niveles de agua en estos momentos.
«El lago Bayano tiene los niveles adecuados para enfrentar lo que viene. Con el frente frío, Fortuna derramó agua al haber alcanzado su máximo nivel, y también por estar guardando agua», reiteró.
El Fenómeno del Niño en Panamá se asocia a un incremento en la temperatura del aire y disminución de la humedad relativa, en consecuencia, se acelera el proceso de evaporación y transpiración, aumentando la evaporación sobre el suelo, los cuerpos de agua de los ríos y los embalses.