Democracia en jaque

Las recientes alianzas entre partidos políticos panameños dejan al descubierto una grave falencia de nuestro sistema democrático: la ausencia de ideologías claras que definan y diferencien a las organizaciones políticas. Esto permite acuerdos insólitos como las alianzas parciales, donde candidatos presidenciales rivales unen fuerzas para repartirse cuotas de poder, anteponiendo intereses particulares al bienestar de la nación.

Según un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el 75% de los panameños desconoce las propuestas programáticas de los partidos políticos, y el 60% no logra distinguir diferencias ideológicas entre ellos. Esta confusión facilita que los políticos cambien de camiseta con facilidad y que primen acuerdos cupulares sobre principios y valores.

Las evidencias apuntan a un deterioro alarmante donde destaca la “promiscuidad política” como un indicador de partidos débiles, sin convicciones ni proyecto país. Y en este escenario los más perjudicados son los ciudadanos, que ven cómo su voto se diluye entre alianzas ocasionales y dirigentes que sólo buscan cuotas de poder. Mientras tanto, los graves problemas sociales siguen sin atenderse. Panamá ocupa el puesto 57 entre 167 países en el Índice de Desarrollo Humano, y la desigualdad no cede.

Urge una nueva y genuina mentalidad política que oxigene el sistema de partidos, que valore la congruencia ideológica y que condene el transfuguismo. Los políticos deben entender que no son dueños de los cargos públicos, sino servidores de la nación. Si no enmiendan el rumbo, la ciudadanía les pasará factura en las urnas. La democracia panameña pende de un hilo y está en manos de todos rescatarla.

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