¿Por qué América Latina debe defender a Taiwán?

Las constantes y crecientes amenazas de China comunista de invadir a Taiwán, junto con la agresión armada de Rusia contra Ucrania, mostrarían la nueva visión que tienen del mundo Xi Jinping y Vladimir Putin. Para ambos, el mundo pertenece a los poderosos y lo correcto es que se lo repartan.

Putin continúa empecinado en “tragarse” a Ucrania, como primera parte de su macroproyecto de reedificar a la antigua Unión Soviética. Jinping, por su parte, tiene ambiciones mayores, como ya lo dejó saber en su discurso del 18 de octubre del 2017 en la “Gran Casa del Pueblo” en Beijing: “Ya es tiempo de que China ocupe el centro del escenario mundial”.

Los que conocen la ideología comunista saben que una vez China se apropie de su área de influencia más cercana, el sudeste asiático, el siguiente objetivo es América Latina, por su cercanía a los Estados Unidos.

Jinping ocupó Hong Kong fácilmente, pero Taiwán es un asunto de muchísima mayor importancia para el mundo libre porque es el “muro de defensa” del sistema democrático. La caída de Taiwán significaría que ningún país democrático, en ninguna parte, pueda sentirse seguro frente al poderío chino.

La pérdida de Taiwán tendría también muy serias consecuencias económicas para las industrias de América Latina porque las empresas taiwanesas producen el 60% de los semiconductores que se usan en la fabricación de equipos electrodomésticos, automóviles y en la abrumadora mayoría de artículos de uso cotidiano.

América Latina ya está bajo una enorme influencia del régimen comunista chino por su alto grado de endeudamiento y su dependencia comercial. De forma que, una vez derribada la barrera de Taiwán, las naciones latinoamericanas estarían expuestas a las demandas estratégicas de China, interesada en establecer bases militares cercanas a Estados Unidos y puertos donde colocar su creciente flota de submarinos y barcos de guerra.

Ya hemos visto lo ocurrido en las naciones africanas endeudadas con China, que han pasado a ser peones diplomáticos del poder chino. La mayoría de estas votan en los organismos internacionales a favor de todas las resoluciones que China presenta o copatrocina. En muchos casos, resoluciones que perjudican los intereses de esos países de África.

En resumen, la defensa de la integridad y la soberanía de Taiwán debe ser una prioridad para las naciones latinoamericanas, interesadas en defender su democracia, su soberanía y su independencia política y económica.

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