Estas innovaciones comenzarán a aplicarse en cuatro años y son el resultado de una «extensa investigación y desarrollo por parte de la FIA, así como de una consulta colaborativa entre la FIA y los nuevos fabricantes, los actuales y potenciales».
El nuevo reglamento destaca el compromiso de la FIA con la «innovación y la sostenibilidad y llega en un momento de crecimiento significativo para la Fórmula 1». Uno de los cuatro pilares en los que se fundamenta el reglamento versa sobre «mantener el espectáculo».
«La unidad de potencia 2026 tendrá un rendimiento similar a los diseños actuales, utilizando motores de combustión interna V6 de alta potencia y altas revoluciones y evitando una diferenciación de rendimiento excesiva para permitir una mejor capacidad de carrera», explica el organismo.
Otro pilar es la sostenibilidad ambiental: «la Unidad de Energía en 2026 incluirá un aumento en el despliegue de energía eléctrica hasta en un 50% y utilizará un combustible 100% sostenible; unido a la sostenibilidad financiera, donde las regulaciones con respecto a las unidades de potencia «reducirán los gastos generales para los competidores al tiempo que conservarán el escaparate tecnológico de vanguardia que es el núcleo de la Fórmula 1».
Y por último, el «atractivo para los nuevos fabricantes de unidades de potencia». Un punto cuyo objetivo es hacer «posible y atractivo para los recién llegados unirse al deporte a un nivel competitivo», lo que ve con buenos ojos la posible llegada de otras marcas al ‘gran circo’.
El presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem indicó tras el acuerdo que la «introducción de tecnología avanzada junto con combustibles sintéticos sostenibles se alinea» con el objetivo de «brindar beneficios para los usuarios de automóviles de carretera» y cumplir con su objetivo de «carbono cero neto para 2030».
Por otro lado, la FIA también los cambios en los reglamentos técnicos de F1 de 2022 y 2023 para abordar el tema del llamado efecto «marsopa» para evitar que los monoplazas ‘reboten’ en los trazados rectos, así como introducir «mayores estándares de seguridad para el aro antivuelco».
De esta forma, a partir del Gran Premio de Bélgica, la FIA medirá el fenómeno y esperará que los equipos operen por debajo de cierto umbral para que su automóvil se considere seguro. Además, se aprueban las siguientes medidas para 2022 y 2023: Flexibilidad del suelo: cambios para redefinir los requisitos de rigidez de los tablones alrededor de los orificios de medición de espesor.
Además, los bordes del suelo se elevarán 15 mm y la rigidez del borde del difusor aumentará. Se ordenará también un sensor adicional para monitorear el fenómeno de manera más efectiva, añade la FIA en un comunicado, en su objetivo de poner fin a la ‘marsopa’.