Falsificar el ábaco.

Las tres semanas de masivas y airadas protestas en las calles del país, lograron marcar un antes y un después en la historia criolla reciente. Luego de este hito popular, la administración gubernamental- aunque pretenda no darse por enterada- quedó caminando al filo de la navaja, y cualquier paso en falso puede reencender la mecha y empujar al país a situaciones inimaginables.

La única y más efectiva receta para sortear el camino que resta de la presente gestión de gobierno, es dar pasos concretos para recuperar un mínimo nivel de credibilidad ante la ciudadanía. Sin la confianza de ésta, es poco lo que se puede esperar de los próximos dos años. Por ello, la reconstrucción de la confianza es la tarea más urgente a la que se pueden dedicar quienes llevan las riendas del Estado.

Sin embargo, no faltan los funcionarios que se perdieron la lección y pretenden seguir anclados en el escenario anterior a la reciente convulsión social. Uno de estos es el que dirige la máxima institución de fiscalización pública. En recientes entrevistas en medios de comunicación, con un despliegue de manipulación y cinismo que raya en burla descarada, el funcionario en cuestión negó el aumento de la planilla estatal. A pesar que le desmienten cifras publicadas por la propia institución y en las que consta que, de enero hasta el mes de abril de este año, la cantidad de empleados públicos no ha hecho sino aumentar. Los números no podrían ser más claros: en el período mencionado, la planilla registra 12 mil 879 nuevos empleados.

El ábaco no miente: lo hace quien pretende manipularlo tan burdamente. Los próximos dos años serán cruciales para la estabilización social y la recuperación económica del país. Si el timonel del barco quiere arribar a buen puerto, el momento es propicio para deshacerse de todo lastre que ponga en riesgo lo que resta de travesía.

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario