El presidente de la República, Laurentino Cortizo, instaló el diálogo nacional que convocó con la notable ausencia de los grupos que se mantienen desde hace más de 10 días en constantes protestas y cierres de calles.

Mientras el mandatario daba principio a las conversaciones, grupos como el Suntracs piqueteaban en las afueras del auditorio de la Ciudad del Saber, sede escogida para las reuniones.

Por otra parte en la Escuela Normal de Santiago de Veraguas, otros grupos reiteraron su no asistencia a la mesa de conversaciones en la capital, alegando que «negociarán» con el Defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc, a quien consideraron «un mediados idóneo», junto con representantes del Gobierno Nacional.

El presidente Cortizo formuló un llamado a los grupos protestantes a que se permita el libre movimiento vehicular en el país, y denunció «la infiltración de políticos» en el movimiento social.

«Son movimientos buenos, pero los están contaminando. Quiero un diálogo abierto y sincero, sin dobles agendas», aseguró el Presidente.

Choque de Opiniones

Con opiniones ubicadas en aceras frontales respecto al llamado a un diálogo nacional, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) avala el conversatorio, mientras que, el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción (Suntracs), lo objeta.

En un comunicado, el Conep reiteró su posición de llamar a un gran diálogo nacional. El gremio empresarial considera que «en democracia, los problemas se resuelven mediante el diálogo y no a través de actos de violencia o de posiciones extremas».

Sin embargo, Saúl Méndez, líder del Suntracs, señaló que ya conocen «ese diálogo de yo con yo», y reiteró que las reglas de estas conversaciones han cambiado.

«La metodología, los protagonistas, los mediadores, el lugar y los temas de discusión ya no pertenecen a la agenda que quieren esos grupos. Ahora, esto lo decide el pueblo», señaló el dirigente.