La agencia de la ONU teme que la cifra sea sólo la punta del iceberg y estima que en todo 2021 fallecieron al menos 1.238 personas, entre ellas 51 niños. Al menos 728 de estas muertes corresponden a la frontera entre México y Estados Unidos, considerada la más mortífera del mundo.
Uno de los autores del informe de la OIM, Edwin Viales, ha advertido de que las víctimas en la frontera sur de Estados Unidos son «significativamente más altas que en cualquier otro año», incluso antes de que estallase la pandemia de COVID-19, y eso que ha reconocido la dificultad para recabar datos.
También se complica conocer el origen de los muertos, ya que para más de 500 fallecidos el país de partida es «desconocido». Entre las nacionalidades que se conocen, la OIM ha podido confirmar el fallecimiento de 136 venezolanos en el último año y medio, así como 108 cubanos y 90 haitianos.
La organización detecta un repunte de los viajes y afirma que el hecho de que la movilidad aún no sea plena por la pandemia ha llevado a un «efecto embudo», a que muchos migrantes sin apenas recursos se vean abocados a rutas especialmente peligrosas en busca de una vida mejor.
«Nuestros datos demuestran la creciente crisis de mortalidad por las migraciones en la región y la necesidad de reforzar la capacidad forense de las autoridades para identificar las muertes en ruta. No podemos olvidar que cada número es un ser humano con familias que puede que nunca sepan lo que le ha ocurrido», ha dicho Viales.