Al final de la fiesta…

Los hechos son contundentes: ni la educación ni la salud son las prioridades de quienes llevan las riendas del país.

Hace sólo algunos días, circuló en redes un video que mostraba a un grupo de niños exponiendo sus vidas al momento de cruzar colgados sobre las fuertes corrientes de un río para poder llegar a la escuela. Un hecho realmente indignante en un país que fue testigo, poco después, del perverso banquete donde el derroche de cinismo era tan extremo como el valor de cada botella con la que brindaban tras repartirse el pastel de la Asamblea. Y esa ha sido la tónica durante los últimos tres años: una interminable fiesta a manos llenas en la cual sobran los recursos financieros y sólo escasea la prudencia y la frugalidad.

En la más reciente prueba del poco importa ante los asuntos verdaderamente cruciales, el Ministerio de Salud comunica el pasado 4 de julio que se posterga la entrada de 30 médicos internos porque se declara una “contención del gasto público” a causa de las necesidades ocasionadas por el alza del precio del combustible.

La ciudadanía ha reclamado, inútilmente, esta contención desde inicios de la pandemia, sin que se prestara la menor atención a dicha exigencia. El caudal de hechos a contravía del clamor popular es numeroso: los gastos de movilización y representación gracias a los cuales alcaldes y representantes cobran salarios muy por encima de sus méritos y capacidades; los más de 9 millones concedidos graciosamente a una polémica rectora; los mil 727 nuevos nombramientos realizados en la Asamblea, que prácticamente duplica el pago de salarios desde 7.6 millones hasta los 13.5 millones de dólares en el lapso de un año; y el aumento vertiginoso de la deuda nacional. En lo que va de diciembre del año pasado al día de hoy, distintas instancias del Banco Mundial han desembolsado al país 550 millones de dólares en préstamos.

No pasará mucho tiempo para que la fiesta llegue a su término y el pesado fardo de devolver lo adeudado sea tan oneroso que la pregunta obligatoria será: ¿Dónde fue a parar toda esa fortuna? Porque al mirar hacia la estrella de la educación y a la de la salud pública será evidente que ahí únicamente destacan la falta de recursos y las tareas pendientes.

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