Que la política de este país necesita urgentemente una profunda renovación, resulta por demás evidente. Pero, no sólo requiere de un cambio de caras: también exige reconstruir desde la raíz el perverso modelo levantado sobre paradigmas populistas, donde destacan el más crudo clientelismo y un desvergonzado oportunismo que han provocado- ambos- una sarta de caciquismos estériles y perjudiciales para los intereses nacionales.
Con el inconformismo y la indignación ciudadana creciendo día tras día, las condiciones están dadas para llevar a cabo los esfuerzos que se requieran para superar la política- podrida hasta la médula- que persiste instalada en el escenario nacional desde hace varias décadas y que fuera perfectamente resumida por uno de sus más lamentables personajes en esa perla de cinismo y descaro sin igual: “¿qué hay pá mí?”
Por ello, resulta refrescante el llamado de una coalición de jóvenes políticos para que otros líderes jóvenes se integren al servicio público aspirando en el próximo torneo electoral a las curules de la Asamblea o a los despachos de los gobiernos locales. “No podemos esperar que los mismos de siempre lo hagan diferente. No tienen la capacidad, la visión ni el interés de que las cosas cambien”, advierten atinadamente.
Sin embargo, no está permitido pecar de ingenuos: la sola etiqueta de “independiente” no es garantía de cambio. Y así como la suma de los años no asegura sabiduría, la juventud tampoco es sinónimo de integridad. No se puede echar en saco roto la historia reciente porque en ella figuran varios oportunistas que luego de fracasar como independientes en sus aspiraciones electorales, igual que el malogrado hijo pródigo retornaron a la casa de sus amores, para recibir junto con el perdón algún nombramiento de consolación.
La nueva coalición está obligada a mantenerse vigilante, porque el oportunismo estará al acecho. Si baja la guardia y permite que los vividores y las segundas intenciones le hinquen el diente, terminará contagiada por los mismos vicios que hoy repudia. Y las expectativas ciudadanas y el país no están para más decepciones.