Se requiere capacitación y educación para comer bien, de forma saludable. Se trata de entender por qué necesitamos un alimento en vez de otro.Y también saber sobre la historia de nuestra comida y cuál es el objetivo de comerla.
Se trata de educarnos a nosotros mismos y a los demás sobre las consecuencias éticas, de salud y ambientales que rodean los alimentos que comemos y los sistemas alimentarios en los que todos estamos involucrados.
Además, esto es un asunto político, porque hay que ser conscientes de que nuestros impuestos están ayudando a subsidiar a grandes agronegocios, pero dejan a muchos productores pequeños y personas vulnerables sin garantías para que compren alimentos buenos y nutritivos.
No es secreto que algunos gobiernos y varios conglomerados industriales están despojando todos los años de los medios de vida a pequeños agricultores para obtener ganancias.
La población mundial está creciendo muy rápido, y si bien tenemos suficientes alimentos para alimentar a todos en el planeta, continuamente no lo distribuimos adecuadamente.
Necesitamos educarnos sobre cómo ayudar a dar forma a los sistemas para distribuir alimentos saludables y culturalmente relevantes a aquellos que más lo necesitan.
Afortunadamente se están dando pasos muy positivos para el cambio. La creación del Movimiento de Alimentación Saludable es un buen primer paso, pero el problema es global y todos debemos trabajar juntos en definir una forma justa y accesible de alimentar a todos en nuestra planeta.
