A pies del ring, chándal con los colores de Níger, Abdoul Aziz Ousseini, alias ‘Aziz’, antiguo campeón de boxeo de los pesos pesados, da consignas a sus jóvenes pupilos arrancados de la calle, en el club de boxeo de la capital Niamey.
Una decena de jóvenes se ponen los guantes y comienzan a calentar.
Cerca de ellos, otros púgiles amateurs asestan puñetazos a un enorme neumático suspendido en el aire sujetado por cuerdas.
Casi al cumplir 50 años, Aziz, con una envergadura imponente, diez veces campeón de Níger de más de 100 kilos, se ha reconvertido en entrenador de futuros talentos y además realiza una acción social con esos jóvenes desfavorecidos.
El hombre que salió del boxeo embrionario en Níger, en 1998 y cuyo ídolo se llama Mike Tyson, enseña a boxear de forma altruista a jóvenes de la calle.
«Son pequeños abandonados y que consumían droga por todos lados, así que los sábados y los domingos sacrifico mi tiempo por ellos», relata.
«El entrenador nos enseña boxeo (…) más vale aprender a boxear que practicar bandolerismo en la calle. Más adelante nosotros enseñaremos a otros», sonríe Moussa Issa, un asiduo a los entrenamientos.
«De entre ellos saldrá un campeón», afirma convencido Aziz.
En 2012 ya había pilotado un programa gubernamental apoyado por Estados Unidos y España, del que se beneficiaron una cuarentena de esos jóvenes en dos barrios populares de Niamey.
En la actualidad, aunque el antiguo campeón puede contar con algunos patrocinadores locales, ofrece asimismo clases particulares de boxeo a expatriados occidentales para financiar sus actividades.
«En lugar de darme dinero me ocurre que les pido que me traigan de sus vacaciones en Europa material de boxeo de calidad», cuenta Aziz, que trabaja en una agencia de la ONU en Niamey.
Sueño olímpico
Primer boxeador profesional de Níger, donde la lucha tradicional es el principal deporte de combate, Aziz ha disfrutado de un pequeño éxito internacional.
Bajo la batuta de Jean-Marc Perono, antiguo entrenador de dos campeones del mundo -los franceses Hacine Cherifi y Fabrice Tiozzo-, presume de un palmarés de cinco victorias en cinco peleas.
«Como mi ídolo Tyson, ¡yo domino sobre el ring!», fanfarronea desde sus 188 centímetros de altura, mientras muestra sus numerosas medallas de oro.
«Los éxitos de Aziz dieron un viento nuevo al boxeo cuando apenas brillaba», comenta un buen conocedor del boxeo del país africano.
Retirado de los cuadriláteros desde 2019 «debido al peso y a la edad», y «por falta de dirección» después de la muerte de su mentor, centra el resto de su energía en la emergencia de los «jóvenes talentos».
Porque más allá de su inversión en los chicos de las calles, también se dedica a seis aspirantes a profesionales que sueñan con ganarse la vida con el boxeo.
«A veces son ellos mismos quienes vienen a buscarme a casa» para los entrenamientos, asegura, feliz por ese entusiasmo.
Y el trabajo ya da sus frutos: Moussa Sahabi, de 22 años, ha ganado tres títulos de campeón de África Occidental de 52-54 y 56 kilos de la Organización HBE International Training.
«Antes de conocer a Abdoul Aziz, yo estaba muy desanimado con el boxeo, pero él me despertó!
Por mi primer cinturón él empeñó su coche para que yo pudiese participar en la competición», afirma Sahabi.
Sahabi sueña con seguir los pasos de Issaka Daboré, primer medallista olímpico de la historia del deporte nigerino con el bronce en Múnich en 1972.
El joven campeón quería estar en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, pero no pudo disputar los combates clasificatorios debido a las restricciones de desplazamiento impuestas debido al Covid-19.