En Panamá es una parranda de tradiciones y costumbres, que se le atribuye al pueblo de Antón su creación; que tiene su día cumbre el 15 de Octubre de cada año. Hoy en día, es celebrada en muchos pueblos del interior del país, donde un Torito guapo y atrevido se pasea por las calles. Igualmente, el cantante Español el Fary, nos refiere en su canción El Toro Guapo, cuando dice “ese toro bonito, ya nació pa’ Semental, las Vaquillas lo siguen, no lo dejan descansar y además de bravura, tiene pinta de Don Juan”
Pero fuera de tradiciones y festivales, yo me voy a referir a otro, que quizás por el gusto a la ganadería he traído su semejanza. Ese que de pronto se nos desaparece del panorama, que hace que muchos preguntan ¿dónde está y que hace? Para luego hacer sus apariciones esporádicas con ademanes de galantería y don de mando diciendo “A mi no me hicieron con leche condesada”; “quien intente jugar vivo esta liquidado” o , para decir que no se jueguen con él, que él toma decisiones. O bien aquella recordada frase “De la mano de Dios me la voy a rifar” indicando que no se quedaría en casa.
Luego vuelve y desaparece y se sale con el taburete al hombro y señala que todos los panameños estamos en el mismo barco, y por eso nos vamos a rebajar el salario como medida de solidaridad. Incluso lo promete en el acto mas solemne de un Presidente, que es en su discurso a la Nación en los cambios de Legislaturas, Al final al Torito guapo nadie le paro bola y sus órdenes fueron desatendidas y obviadas, porque no embiste a nadie. Lo asesoran mal y él creyendo que hace bien, sale perjudicado.
La bravura del Torito Guapo lo ha llevado incluso a amenazar, a todo funcionario público, con consecuencias para quien no se vacune, que seria enviado de licencia sin sueldo para su casa. Otras de esa salida que lo dejan mal en el candelero. Olvida que la Constitución en su articulo 300 no permite discriminación de ninguna índole hacia el funcionario publico y que en el tema de las Licencias es un derecho del funcionario, no del empleador. Es el empleado publico quien puede solicitarla y no pueden obligar a tomarlas.
Entre risas y bromas el torito se asoma. Mas para dar gracia, que para poner orden. Ha dejado transcurrir el tiempo de gobierno, en ceder el mando del país. Ha dejado que subalternos que no fueron electos para comandar la nave del Estado, impongan las políticas públicas, económicas y de respeto a los derechos fundamentales. Sin mayor desgaste para estos, pues al final el Presidente es el que asume la responsabilidad y por añadidura el partido en el gobierno.
Ojalá que ese torito guapo recupere la galantería, el atrevimiento y la bravura de la llanura y se haga sentir como el que toma las decisiones, que se para enfrente y sin tanta amenazas, tire la línea de lo que el País necesita para salir adelante. De como todos podemos empujar un carro que cada vez el horizonte nos lo muestra con mas dificultades; un Torito que diga soy el Presidente y necesitamos juntos trabajar, hombro a hombro y mano a mano y el que no lo entiende en su gobierno, que se vaya.
Porque hay que ser claro y sensato en esto, la obligación principal de un gobernante es facilitar los medicamentos a la población, en esta pandemia y Cortizo lo hizo, ya el tema de que la población se quiera tomar o poner ese medicamento es discrecional de cada uno. Aquellos que abogan al discurso de la confrontación, discriminación y evocan sanciones contra quien no quiere administrase la vacuna, nos hunde más. Ya hace rato cada ciudadano se debe cuidar solo, el Estado no es policía que pone y obliga a ponerse vacuna, pues tiene ya suficientes problemas nacionales que nos los ve, por estar en este tema.
Los voceros del gobierno deben ser mas proactivos y dejar de estar repitiendo como papagayos el tema de obligar a las personas a vacunarse, Esto es un tema de un tren que arranca y el que se quiere subir se sube, pero el mismo no se puede parar a esperar a nadie, porque nunca llegara a ningún lado. Lleven mensajes conciliadores, cierren los micrófonos a médicos con intereses creados, necios de vocación, que se la pasan obligando y amenazando, como si les tocara una cuota de comisión. Seguro si estos se callan más personas optaran por vacunarse y de una vez por todas salir de la crisis económica, social, educativa y de salud en la cual estamos inmersos. Y no sea necesario que otra vez el Torito Guapo salga a amenazar a nadie y embestir de mentiritas. Así veo las Cosas y Así las cuento.