Cuando en octubre de 2019 explotaron las protestas sociales en Chile, Alejandra Pérez, ama de casa de 43 años, salió a manifestarse como otros miles en Santiago. Veinte meses después, asumió como una de las 155 personas que comenzaron el 4 de julio a redactar una nueva Constitución.
Como una más de esos miles que se levantaron contra la desigualdad social en la Plaza Italia de la capital chilena -epicentro de las protestas que dejaron más de una treinta de muertos y miles de heridos-, Pérez llegó hasta ahí movida por las ganas de mejorar el país pero también por su propia historia: un cáncer de mama le obligó a extirparle sus dos senos.
Con el torso desnudo, mostrando sus amplias cicatrices, se convirtió en uno de los símbolos de esta multitudinaria revuelta que removió los cimientos de la sociedad chilena.
«Me sacaron los dos senos y ahí saltaron estas ganas de mostrar el pecho con las cicatrices. Sentía una necesidad tan grande de mostrarlo, lo único que quería era que me vieran», explica a la AFP.
Casada y madre de tres niños, es hija de una familia que huyó a Países Bajos para escapar de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Y aunque pudo tratarse el cáncer en el sistema privado de salud, quiso salir a las calles para reclamar una mejor salud pública para todos, mejores pensiones y un trato más digno.
«Estaba orgullosa, tenía el pecho inflado. Tenía tantas ganas de decir todo lo que me había molestado durante años», agrega, explicando sus motivaciones para sumarse a las masivas manifestaciones sociales que estallaron en Chile a partir del 18 de octubre de 2019.
«Voces nunca escuchadas»
Conforme crecían las protesta -algunas, muy violentas- los partidos políticos y el gobierno de Sebastián Piñera acordaban convocar un plebiscito que definiera la redacción o no de una Constitución que enterrara la heredada de la dictadura, señalada como el origen de todas las desigualdades sociales.
Pospuesto inicialmente por la pandemia, la consulta se realizó el 25 de octubre de 2020. Un 79% aprobó la redacción de una nueva Carta Magna y también que ésta fuera confeccionada por un órgano compuesto por miembros escogidos en su totalidad en votación popular. Más tarde, se acordó que fuera paritaria e incluyera 17 escaños reservados para los pueblos indígenas.
Muchos de quienes protestaron en la Plaza Italia forjaron una amistad al calor de la revuelta y lograron reunirse para conformar la llamada «Lista del Pueblo», que sorpresivamente consiguió 27 de los 155 escaños en la elección de constituyentes que se realizó el 15 y 16 de mayo.
Alejandra fue electa como parte de la «Lista del Pueblo» y pasó de ser una ama de casa, dedicada a cuidar a sus tres hijos y a sus plantas, a formar parte del órgano que redactará la nueva Constitución, al instalarse la Convención Constituyente el 4 de julio pasado.
«Lo más bonito del proceso que vamos a vivir es que se ganó en la calle», dijo Pérez a la AFP una semana antes de tomar posesión del cargo.
«La relevancia de este proceso es que somos voces que nunca fuimos escuchadas y que por primera vez, voy a poder dar mi punto de vista en un tema tan trascendental», agregó.
En su nuevo cargo, peleará por poner en marcha cambios sustantivos que aseguren derechos sociales básicos para todos. «Tiene que valer la pena», afirma.