El virus totalitario

Las afectaciones colaterales provocadas por el covid-19 no solamente se circunscriben al ámbito de la salud. El acoso a la libertad y el atropello a los derechos del individuo consagrados por múltiples documentos de vigencia global, toman cada vez más fuerza. Ya sea por medio de pasaportes de vacunas o certificados de covid digital, el esfuerzo de muchos entes estatales alrededor del mundo apunta a la reconfiguración de una nueva realidad donde la libertad individual será determinada por la aplicación o no de la vacuna contra el nuevo coronavirus.

En su artículo 12, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.

Y la aplicación impulsada por la Autoridad de Innovación Gubernamental, llamada vacucheck, es una clara injerencia en la privacidad ciudadana; una violación al derecho de todos a mantener en la más absoluta confidencialidad una información tan sensitiva como la contenida en los registros médicos. Resulta inconcebible, además, que se entregue el potencial acceso a estos datos a la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura: una organización empresarial perteneciente estrictamente al ámbito privado y sin ninguna jurisdicción en las políticas de salud del país. Esta entrega resulta repudiable, sobre todo porque desnuda la complicidad del Estado en la promoción de medidas a todas luces discriminatorias: no es un secreto la intención de muchas empresas y comercios de limitar el acceso de aquel público que no se haya aplicado la vacuna.

Es obligación del Estado trabajar por la integración de sus nacionales y, aprovechando las leyes y todos los recursos legales disponibles, luchar en contra de cualquier práctica o acción que discrimine y atente contra la libertad ciudadana. Qué distintas serían las circunstancias si quienes alimentan estas políticas restrictivas profesaran la misma fe del inolvidable Quijote expresada en aquellas palabras: “La libertad, Sancho, es unos de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida” (…)

 

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