La Democracia como forma de gobierno y de participación ciudadana, no está exenta de fallas y bajo esa premisa, cuando los gobiernos no llegan hasta el más recóndito lugar del país, vamos creando personas con necesidades de salud, educación, vivienda y sobre todo empleo. Y estos factores unidos son bombas de tiempo, que en los últimos años con la ayuda de las redes sociales y el internet, han provocado que esa ignorancia del pueblo, que era aprovechada por políticos inescrupuloso, sea algo del pasado.
Los pueblos cuando son abandonados buscan respuesta a esa situación y cuando no las tienen, comienza a sentir la necesidad de expresarse, siendo su única alternativa las elecciones a los diferentes cargos de elección popular, ya sea participando o bien votando. Muchos sabemos que hay poblaciones que no les interesa quien dirige el país ni qué partido político es el mas simpático, solo quieren alguien que le resuelva su día a día. El famoso PIB es algo tan desconocido como los 3 golpes de comida diaria.
De las ultimas democracias han emergidos gobiernos denominados progresistas, en Latinoamérica, que han llegado al poder en base y sustento del descontento de esa masa olvidada. Y cuando eso sucede los partidos tradicionales y especialmente los políticos de carrera tiemblan, pues el pueblo despierta y como son mayorías pueden dejar de votarles y comienzan a elegir alternativas diferentes, basados en discursos de lo que la población quiere escuchar, aunque no se le vaya a cumplir.
Hay ejemplos de cómo el desgaste político produjo a Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, no menciono tanto a Correa, pues el mismo venia de prepararse profesionalmente en países de derecha. Mas bien podían ser resentimientos personales, lo que hizo su viraje al socialismo del siglo XX!, donde varios se montaron, Y no es que sea malo ser de izquierda, malo es ser corrupto utilizando la izquierda como bandera social, malo es actuar en nombre del pueblo, para volver mas pobre al pobre y ponerlos a vivir de la migaja estatal, mientras sus dirigentes se llenan los bolsillos.
Hay ejemplos de izquierdas con modelos que sorprendieron, como fue Lula en Brasil, o en Uruguay con el Presidente Mujica, donde se esperó un giro radical ideológico de gobierno y forma de gobernar, que no llego y sus economías progresaron, aun cuando el caso de Brasil fue salpicado de muchos casos de corrupción, que se extendieron a toda América Latina. Pero, así como otros casos el descontento de los pueblos produce liderazgos buenos e igualmente malos, pues a veces votamos por evitar algo, sin mirar que escogemos.
En Panamá se recuerda los eslóganes de campaña como “El Pueblo al Poder”, que termino privatizando lo que el pueblo no esperaba; luego pasamos por “Mireya es el cambio”, donde no cambio nada; de ahi vimos y escuchamos el “Si se puede” que no se pudo nadie, manteniéndose el status quo; De ahí entran limpios y salen millonarios y se crearon muchos nuevos millonarios que entraron limpios; para luego sucumbir con la misma retórica de “El Pueblo Primero”, que no logro nunca ese lugar y mato la economía del país. Actualmente “Uniendo fuerzas” ha provocado la unión de fuerzas, pero en contra del gobierno, por el mal manejo de la pandemia y la economía, que a su vez es amenazada con un llamado a constituyente.
En definitiva, los cambios en Panamá, a diferencia del resto de la región que se decantan por figuras de izquierdas y progresistas, han sido siempre del centro hacia a la derecha. Martinelli un empresario del cual nunca se espero programas sociales, fue el que más los creo, con beca universal, ángel guardián y otros, que le robo el discurso a la escuálida izquierda nacional, que tiene como bastión de lucha a los sectores obreros, afiliados en el SUNTRACS o FRENADESO, que por el momento solo le sirve para acumular recursos de cuotas sindicales, pues en las urnas ese afiliado no les vota, ni los mira como una opción. Pero ahí están.
Perú recientemente se vio en una elección entre dos candidatos con escaso apoyo electoral de una primera vuelta. Una candidata reincidente y acusada de corrupción, en contra de un perfecto desconocido de ideas radicales de izquierda, que busca con su discurso llano y sin tanto apoyo económico la Presidencia. La ventaja del candidato Pedro Castillo sobre Keiko Fujimori, llego sola, sin buscarla, pues fue simplemente el recipiente de un descontento a tanta podredumbre política y de corrupción en Perú. Lo peligroso de estos casos es que por huirle al purgatorio nos terminamos refugiando en el mismo infierno, de donde no hay retorno. Así veo las cosas y así las cuento.
ROBERTO RUIZ DIAZ / ABOGADO