En esta ocasión quiero dedicar unas líneas, a todo aquél que es padre o madre y que tiene la responsabilidad de educar a un hijo o hijos.
Cuando fuimos jóvenes y aún no ingresábamos a la universidad, seguramente dijimos “cuando tenga hijos le daré todo lo que yo no tuve”, una frase común que seguimos escuchando, pero que no vislumbramos su alcance real.
Luego con el paso del tiempo llegó el momento esperado y ahora somos padres o madres con la responsabilidad de mantener, educar, proteger y brindarle amor a ese niño o niña que fue producto de esa unión.
Muchos hemos trabajado duro, para brindarles las oportunidades que quizás no tuvimos, y nos convertimos en facilitadores del camino que deben seguir los críos, sin pensar que no duraremos toda la vida y que hasta coartamos con ello, la posibilidad de saber enfrentar las pruebas que nos prepara el destino a lo largo de la vida, ya que nunca aprenden a valorar que lo que tienen, porque no les costó obtenerlo.
Con esto deseo traer una reflexión que leí en las redes sociales que decía “cuando te toca cargar la vasija de agua, aprendes a valorar lo que cuesta cada gota”.
Un mensaje que me hizo pensar, el profundo daño que le hacemos los padres a nuestros hijos, porque sienten que como son tus hijos, todo debe ser fácil.
Que grave error cometemos, ¿saben por qué? Simple, la vida no es así, todo en la vida viene acompañado de un sacrificio.
En el caso de los padres o madres que trabajan de 14 hasta 17 horas diarias para sostener un hogar, la escuela, el nivel de vida, las tarjetas de crédito, la luz, la comida, el gimnasio, la ropa, los viajes de fin de año, las actividades del fin de semana, la hipoteca, el teléfono, el cable, los celulares, los seguros, y así puedo ir enumerando compromisos que se transforman en sacrificios.
“Nuestros hijos no saben las penurias que vivimos los padres para llevar el agua a la casa”, ellos solamente la beben. La rutina y el trabajo, nos han alejado del deber que se tiene por ser padre o madre, y lo que significa preparar a nuestros hijos, para que ellos sepan el valor del agua, y sepan como se consigue, porque ellos también deberán cargar la suya para proveer a su familia de ese importante recurso para la vida, y de esta manera pasar la enseñanza de generación en generación.
Los padres y madres debemos detenernos a evaluar lo que hacemos con nuestros hijos, y examinar, si estamos fallando en algo, sobre todo en la responsabilidades que se desprende de esos hijos cuando llegan a la edad de los 18 años, y sus actuaciones son evaluadas como la de un adulto, pues paso de niño a ser señor.
Este trabajo constituye una guía permanente, que nos obliga a que los hijos comprendan que las acciones tienen sus efectos.
Los jóvenes cada vez exigen mayores libertades, pero no quieren asumir las responsabilidades que se desprenden de esas libertades. El mejor ejemplo de ello, son las relaciones intimas en la cual puede ocurrir, que traigan niños al mundo antes de los previsto, y que en muchos de los casos podría afectar su proyecto de vida.
En estos casos hay que hablar del matrimonio, de la Guarda Crianza y Régimen de Reglamentación de Visitas, y de la tan conocida Pensión de Alimentos y de que los niños crecen rápido y en ahora hay maternales que hay que pagarlos y después el prekínder, lo que genera altos costos que deberán ser cubiertos por los progenitores de las criaturas, quienes aún son mantenidos por nosotros.
En síntesis es la receta perfecta para una arritmia cardíaca, un infarto, una parálisis facial en mejor de los casos o en el peor de ellos un suicidio.
Lo que quiero expresarle, es que nuestro rol como cabezas de familia no termina, comienza cuando damos vida a otra persona y es nuestro deber, esa guía permanente. Lo que sean en el mañana será el diploma que nos dará la vida, por haber hecho bien las cosas, o seremos reprobados por nuestras omisiones.
No podemos desconectarnos de la responsabilidad natural, que hemos adquirido. Debemos ver qué hacen y si ellos siguen al pie de la letra la guía que como padres o madres podamos orientar.
No existen libros, tratados y menos algún Gurú que sepa cómo ser Padre o Madre Exitoso. Lo poco que se sabe, es por lo compartido por personas cercanas que ya pasaron o fracasaron la prueba, por referencia o por observación.
Lo que ellos aprendan de nosotros, será lo que muy probablemente transmitan a sus hijos y a sus nietos, cimentando el árbol de esa generación familiar.
En la vida no se puede obtener con la rapidez que queremos los logros, ya que hasta la etapa de los seres vivos debe cumplir un orden como es que todo ser vivo nace, crece se multiplica y muere.