Todos al unísono

Algunas veces, la solidaridad puede estar impulsada por motivos netamente egoístas y funciona igual.

El extraordinario esfuerzo de vacunación que está llevando a cabo la administración del presidente Joe Biden puede no rendir los frutos esperados de no apuntar la mirada al sur de la región, donde un aumento descontrolado de los contagios se erige como una amenaza, no sólo para la potencia norteña sino, también, para el resto de los países desarrollados que han inoculado a un gran porcentaje de su población.

Al respecto, el exdirector del ente regulador de fármacos en Brasil (Anvisa) señaló que “cuanto mayor es la transmisión, más riesgo hay de mutaciones y más peligro para otros países fuera de la región”.

La nueva ola de contagios que en estos momentos alcanza dimensiones preocupantes en Costa Rica, Colombia, Uruguay y Argentina, amenaza con llevar al borde del colapso sistemas sanitarios aquejados desde el inicio de la pandemia por múltiples fallas y carencias como consecuencia del desborde de la demanda. Brasil continúa inmerso en un escenario desalentador con respecto al covid-19, al igual que el resto del área a su alrededor.

Mientras en los Estados Unidos más del 57 por ciento de los ciudadanos mayores de 18 años ha recibido, siquiera, una dosis, en el área latinoamericana el ritmo y la velocidad del proceso de vacunación deja mucho que desear con una media inferior al 10 por ciento. Sólo Chile supera esa cifra.

En la última semana de abril, la región acaparó el 35 por ciento de las muertes por covid en todo el globo a pesar de que representa sólo el 8 por ciento de la población mundial.

El subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa de Silva, advirtió que, de no contenerse el virus en América Latina, pueden surgir otras variantes más peligrosas.

Y en estas circunstancias, que Estados Unidos le eche una mano al resto de las naciones del continente resulta no sólo aconsejable sino prioritario para cubrirse las espaldas y asegurar el éxito de su estrategia de vacunación. Igual solidaridad deberían practicar con el resto del mundo el conjunto de las naciones desarrolladas. Resulta evidente que, en medio de esta pandemia, nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo.

 

 

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