“Camino por las aceras / de mi bonita ciudad,
mirando la realidad / así, de cualquier manera.
Observo por donde quiera / la gran civilización:
vehículos a montón / que pasan cual forajidos
dejándonos mucho ruido / y gran contaminación”.
Contaminados de CeO
contaminar
Del lat. contamin?re.
trl. Alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos.
Es decir, hablamos de contaminación cuando en un entorno ingresan elementos o sustancias que normalmente no debieran estar en él y que afectan el equilibrio del ecosistema.
Antes de seguir, es necesario incorporar a nuestro vocabulario una expresión muy importante: Las PM2,5.
¿Qué son las PM2,5?
En la atmósfera encontramos el material que respiramos en forma sólida o líquida, entre estas polen, cemento, polvo, ceniza, hollín, partículas metálicas. Según el tamaño de este material, se puede dividir en dos grandes grupos: un grupo llamado PM10, que tienen un diámetro igual o inferior a 10 micrómetros (un micrómetro es igual a la milésima parte de un milímetro).
El segundo grupo de material respirable corresponde a las llamadas PM2,5, con un diámetro igual o inferior a los 2,5 micrómetros. Para hacernos una idea, tienen la centésima parte del diámetro de un cabello.
Pero además, en el enrarecido aire de algunas ciudades hay altas concentraciones de otros elementos, para los que se han establecido algunos límites: el material particulado total en suspensión (PTS), además de ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), monóxido de carbono (CO), óxido de nitrógeno (NOx) y plomo (Pb).
En el caso de las PM2,5 su origen es básicamente de carácter antropogénico, es decir, proviene de las actividades humanas. Y, lo más importante: dado su tamaño, pueden entrar sin mayor dificultad al sistema respiratorio.
Según un informe del Clean Air Institute, del año 2013, “Se prevé que la contaminación del aire se convertirá en la causa ambiental principal de mortalidad prematura, por encima de aguas insalubres y falta de saneamiento” con “una proyección de que se duplique en el mundo el número de muertes prematuras derivadas de la exposición a material particulado, pasando de más de un millón hoy en día, a aproximadamente 3.6 millones al año en 2050”.
En ese mismo informe de 2013, “La calidad del aire en Latinoamérica”, y en vista de lo agudo del problema, se hacía una serie de recomendaciones para mejorar:
1.Armonizar estándares de calidad del aire y establecer metas.
2.Mejorar las prácticas de monitoreo actuales.
3.Aumentar la disponibilidad y facilitar el acceso a información de la calidad del aire.
4.Fortalecer las capacidades para la gestión de la calidad del aire.
La mala noticia es que, aunque algunos países han dado pasos significativos en pos de mejoras, el pronóstico relacionado con las muertes se ha cumplido mucho antes de lo establecido, puesto que, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas del año 2020, unos siete millones de personas mueren cada año prematuramente, a causa de enfermedades respiratorias provocadas por la mala calidad del aire. Ya lo dijo un reputado médico cirujano hindú, el doctor Arvind Kumar, “Los recién nacidos en muchas de nuestras ciudades se convierten en ‘fumadores’ desde su primer aliento”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto la contaminación en la lista de las principales amenazas para la salud en el mundo, porque el aire que respiramos y que respiran nuestros hijos está lleno de componentes nocivos, con las consecuencias fáciles de prever.
Es un fenómeno que se encuentra presente en todo el planeta, aunque con diferentes grados de intensidad. El 80% de las comunidades urbanas respiran aire de baja calidad y con alta contaminación, por encima de los niveles que señala la OMS.
Según expertos, las ciudades más contaminadas del planeta se encuentran en Asia, específicamente en la India, donde la contaminación por partículas ultrafinas –las PM2,5- se debe a la producción industrial, labores agrícolas y –sobre todo- a las emisiones de los sistemas de calefacción y vehículos motorizados.
En todo caso, que la lista la encabecen algunos países asiáticos no significa que el resto esté libre del flagelo, al contrario, algunos países de nuestro continente hacen todo lo posible por posesionarse del podio. Porque aunque en el sur de Asia se han visto mejoras en los últimos años -98% de las ciudades han bajado su contaminación- el esfuerzo sigue siendo insuficiente. El asunto es serio, tan serio que solo seis ciudades de las 355 de Asia meridional, el Sudeste asiático y Medio Oriente, que están en la lista, cumplen con los parámetros señalados por la OMS.
Dado que es un problema de carácter mundial, nos atañe a todos cuidar el entorno, porque así nos cuidamos.
Veamos las causas de la contaminación:
Estas tienen que ver básicamente con la quema de combustibles fósiles, entre los que están el petróleo, el carbón y el gas, principalmente en el sector industrial y el de transporte, entendido este último como el desplazamiento de vehículos a motor por carreteras y calles.
Los automóviles y en general todos los medios de transporte que se mueven por medio de combustibles fósiles son sin duda una de las principales fuentes de contaminación, ya que emiten más del 50% de los óxidos de nitrógeno al aire. Esto, según un estudio hecho en Estados Unidos, pero que es válido en casi cualquier ciudad del planeta. La mala noticia es que los contaminantes afectan a muchos de los órganos de los seres vivos.
Ya dijimos que las ciudades más contaminadas del mundo se encuentran en Asia, aunque en honor a la verdad algo ha mejorado en los últimos tiempos, sin llegar, por supuesto, a un nivel de aceptación.
Paradójicamente, la pandemia que nos azota en la actualidad ha disminuido la actividad industrial y el transporte, lo que se ha traducido en cielos más limpios y aire más respirable
En América, nuestro continente, la contaminación sigue siendo un problema grande. Y no tiene visos de mejorar, a menos que cambiemos drásticamente algunos hábitos. He aquí, algunos ejemplos.
Los Ángeles, en EEUU, ostenta el triste récord de ser la ciudad con “la peor contaminación por ozono” de ese país.
Ciudad de México, el domingo 29 de marzo de este año, esta ciudad registró una histórica contaminación, con concentraciones de hasta 625 PM10, mayores seis veces a los niveles de contingencia. Seis de las 16 alcaldías de la capital azteca registraron una “extremadamente mala” calidad del aire y otras cuatro tuvieron niveles concentraciones calificadas como “malas”.
Santiago de Chile. La capital chilena tiene años luchando contra la contaminación, sin que haya logrado salir del problema. El aire de la ciudad es uno de los más contaminados del mundo, con las consecuentes enfermedades respiratorias y oculares.
Aparte de la contaminación del aire, también esto se refleja en otros aspectos, como el agua, los suelos, la exposición a productos químicos, todo lo que anualmente causa la muerte a unas 11,300 personas. Sin embargo, Santiago no es la ciudad más contaminada de Chile, ese “honor” le corresponde a la sureña Coyhaique, la que no solo es la más contaminada del país sino que de Sudamérica. Mucho tiene que ver el uso de leña como principal combustible para estufas y calefactores.
En Panamá, sin tener los niveles de otras ciudades, también tenemos problemas de contaminación, la que se manifiesta básicamente en el área metropolitana, a través de los vehículos automotores. El 78% de los hidrocarburos y el 98% del monóxido de carbono que invaden la atmósfera panameña son causados por los medios de transporte.
De cualquier manera, Panamá deja en evidencia que tiene bajas emisiones de CO2 y que una de sus mayores fortalezas es el área boscosa, que cubre más del 60% de su territorio, por lo que absorbe más contaminantes que los que emite.
En realidad, el gran foco de contaminación sigue siendo la bahía de Panamá, aunque hace algunos años que ya se trabaja en su limpieza y saneamiento.
Según una nota de La Estrella de Panamá, dicho saneamiento estará listo no antes del año 2050.
Conclusiones
“La contaminación del aire constituye el riesgo de salud ambiental más urgente que enfrenta la población mundial”, dijo el informe mundial de calidad del Aire 2019 de IQAir AirVisual.
“Las ciudades de rápido crecimiento necesitan tomar una decisión si quieren crecer de manera sostenible. Sin embargo, no todo son malas noticias. El poder popular está provocando cambios”, dijo Yann Boquillod, director de monitoreo de la calidad del aire en IQAir.
“Hasta hace poco, el crecimiento era más importante que el medio ambiente, pero estamos viendo una tendencia muy clara de que la gente exige más de sus gobiernos locales”, agregó.
Tal vez, el transporte sea uno de los mayores causantes de la contaminación atmosférica. Se han dado pasos importantes para cambiar el sistema energético de los vehículos, de combustibles fósiles a energía eléctrica. Porque, en la actualidad, el automóvil privado es el principal culpable.
Es decir, la solución sigue estando en nuestras manos.